ENTRE COPAS Y BURBUJAS DORADAS
EL AYUNTAMIENTO DE ÉPERNAY ORIGINALMENTE FUE LA RESIDENCIA DE LA NIETA DE JEAN-RÉMY MOËT. EN 1920, UN DESCENDIENTE DE LA FAMILIA LA DONÓ A LA CIUDAD.
Hablar de Champagne, región localizada al noreste de París, es hablar de abundantes cosechas, elegantes champañas y grandes celebraciones. Este territorio de 34,000 hectáreas alberga los viñedos que han sido cuna de una de las denominaciones de origen más famosas en el mundo. Según esta norma establecida en 1936, solo los vinos espumosos producidos ahí pueden denominarse champaña, siempre y cuando se adhieran a los estándares de fabricación que estipula.
Profundamente ligada a la historia de este terroir, Moët & Chan dones una casa productora de champaña fundada en 1743, en Épernay. Entre la montaña de Reims y las laderas de las Côtes de Blancs, la maison ha sido testigo de los episodios más célebres de la historia francesa. Cincuenta años después de su creación, Jean-Remy Moët encargó un edificio de piedra blanca sobre Avenue de Champagne llamado Hotel Moët. Es ahí donde, hasta el día de hoy, se encuentra el centro operativo de la marca, integrado por dos pabellones idénticos separados por una piscina y una orangerie. Bajo tierra, a una profundidad de entre 10 y 30 metros, un laberinto de 28 kilómetros en tres niveles conforma una de las bodegas más importantes de la región. En las entrañas de Champagne corren ríos de un dorado néctar. Sus secretos laten junto al corazón de Moët&Chandon.