ELLE (México)

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El comeback de Thierry Mugler en una exposición.

- POR FERNANDA SELA

SI TIENES MENOS DE TREINTA AÑOS ES PROBABLE QUE LO QUE CONOZCAS DE MUGLER LO HAYAS VISTO EN INSTAGRAM O EN BLOGS, O TAL VEZ HACE UN PAR DE MESES EN LA ALFOMBRA ROJA DE LOS GRAMMY, CUANDO CARDI B USÓ UN VESTIDO DE ARCHIVO DE LA COLECCIÓN COUTURE 1995. PERO HUBO UNA ÉPOCA EN QUE LAS PIEZAS DEL DISEÑADOR APARECÍAN EN TODAS LAS REVISTAS DE MODA, Y PERSONAJES DESDE DAVID BOWIE A MADONNA USABAN SUS PRENDAS. EL CREADOR QUE MARCÓ LA MODA DE LOS OCHENTA ESTÁ TENIENDO UN COMEBACK Y VIENE ACOMPAÑADO DE UNA EXHIBICIÓN EN EL MUSEO DE BELLAS ARTES DE MONTREAL.

Me llegó la invitación y decía que era para la premier mundial de una exposición sobre Mugler. El diseñador francés que hace poco cumplió setenta años, por fin había accedido a sacar las piezas de su archivo en París para exhibirlas por primera vez en un museo. Entonces hice el viaje para ver Thierry Mugler: Couturissi­me en Montreal. La exhibición es un recuento de su obra, pero no es una retrospect­iva. Se divide en seis temas en los que más de 150 piezas producidas entre 1977 y 2014, y muchas exhibidas por primera vez, explican los mundos de un diseñador que se formó en el teatro antes que en la moda, y que creó sus propios personajes: heroínas, femme fatales, cyborgs. Pensar en Mugler es pensar en futurismo, en ciencia ficción, en un glamour excesivo y en siluetas con hombros exagerados y cinturas ultradimin­utas. En los ochenta la moda venía de una etapa liberal en la que el cuerpo se escondía dentro de piezas sueltas; Mugler le devolvió sus curvas esculpiend­o formas que acentuaban las líneas naturales para descubrir a una nueva mujer. “Siempre traté de hacer que la gente se viera más fuerte de lo que es”, nos dijo en la conferenci­a de prensa. De cierta forma, el power dressing empezó con él, aunque su aportación a la moda también tiene que ver con revivir la alta costura y el uso de materiales poco comunes, como metal, vinyl, látex, que hasta el momento pocos diseñadore­s se habían atrevido a explorar. En las salas hay de todo, desde el vestido nude de lentejuela­s que David Bowie usó en el video de “Boys Keep Swinging” en 1979, el de mariposa hecho de plumas de colores de la colección de alta costura primavera 1997 Les Insectes, hasta una serie de piezas eróticas de cuero y látex, o una selección de trajes sastre negros con la misma construcci­ón compleja de un Dior o un Yamamoto. No estaba en sus planes hacer una exhibición, pero Thierry-Maxime Loriot, también curador de Jean Paul Gaultier, lo convenció y juntos trabajaron durante tres años en este proyecto en el que Mugler se involucró en casi todo. El diseñador vio en esta muestra, de la misma forma que lo veía en sus impresiona­ntes pasarelas, la oportunida­d para compartir fragmentos de un espectácul­o. Después de él, tal vez solo Alexander McQueen ha sido uno de los contemporá­neos con ese mismo sentido de artificio. Se retiró de la moda hace más de quince años; ver de cerca la complejida­d y variedad de su repertorio nos demuestra lo visionario y adelantado que estaba a su tiempo. Siempre lo digo, una exposición es una oportunida­d para ver diseños que de otra manera no podríamos ver. La directora del museo, Nathalie Bondil , lo confirmó: es más fácil ver de cerca un Van Gogh que un Mugler original.

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MUGLER CREÓ A SUS PROPIAS MUJERES PARA SU PROPIO UNIVERSO.
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