MUJER ILUSTRADA
DSus tatuajes son un sello de su estilo personal. Ya perdió la cuenta de cuántos tiene, pero el corazón que se hizo en el pecho es de sus favoritos. urante la adolescencia Carla vivió fuera de la CDMX con sus papás y a estos años debe su amor por las plantas, cuando tuvo el tiempo suficiente para observarlas en los bosques y las riberas. Entonces dedujo que había que aprender a ser más como ellas: a una planta no se le juzga por crecer mucho, poco o de manera diferente, dice. Cuenta que comparte la ideología de Thoreau, quien escribió en su libro Caminar: “Todo lo bueno es libre y salvaje”. Esta visión ha definido su estilo, tanto en su manera de vestir como en su trabajo como ilustradora. De hecho, los trazos en su ilustración, igual que los de sus tatuajes, se caracterizan por hacer notar los defectos y las deformaciones naturales del cuerpo, como ojeras marcadas o torsos muy alargados, con la idea de aceptar nuestra naturaleza y saber encontrar la belleza en todo. A la hora de vestirse, se fija mucho en los detalles. Entre sus objetos más preciados hay unos aretes con forma de mano, un dije vintage en forma de abanico que gracias a un mecanismo se abre y se cierra, unos zapatos con ojos y una blusa bordada de Guatemala que su tía le regaló. De esta selección y su estilo alegre entendimos dos cosas: le encantan las partes del cuerpo y todo lo que está hecho de forma artesanal.