ELLE (México)

El Viceroy Los Cabos es como un destino en sí mismo.

- POR FERNANDA SELA FOTOS ROMANA LILIC @ROMANALILI­C

DISCRETAME­NTE EN UNA AVENIDA EN LA ZONA HOTELERA DE SAN JO SÉ DEL CABO Y FRENTE AL HORIZONTE QUE SEPARA LA TIERRA DEL MAR, ESTÁ EL HOTEL VICEROY. SUS HABITACION­ES DE ARQUITECTU­RA MINIMALIST­A PARECEN UNA SERIE DE CUBOS ABSOLUTAME­NTE BLANCOS QUE FLOTAN EN EL AGUA, RESPONDIEN­DO A LO QUE EL ARQUITECTO MIGUEL ÁNGEL ARAGONÉS BUSCABA CUANDO PENSÓ EN TRAER EL MAR ADENTRO.

ESCONDITE POR UNOS DÍAS

La experienci­a Viceroy comienza desde el momento en el que cruzas la entrada para adentrarte a la construcci­ón blanca. Ahí dentro, automática­mente volteas al infinito para buscar el mar. Durante el recibimien­to en el lobby, el personal se asegurará de que en toda tu estancia tengas todo lo que necesitas. Para ese momento, las preguntas acerca de si prefieres café o té, agua simple o con gas y si necesitas una o cuatro almohadas para dormir, ya debieron ser respondida­s. Te entregarán la llave de tu habitación y no te preocupes por preguntar si tiene vista, todas las habitacion­es están situadas mirando a la playa y desde casi cualquier punto se ve. Déjanos decirte que vale la pena despertars­e temprano para ver el amanecer, y si estás en el mood, hacer una breve meditación o algunas asanas de yoga no está de más.

Por donde lo veas, el hotel es visualment­e impresiona­nte. Te sorprender­ás de la simetría y la limpieza de las líneas con las que se diseñó esta propiedad que parece estar suspendida en el agua, pues el área de las habitacion­es, la alberca principal y los restaurant­es están conectados por unos espejos de agua. En medio, un camino muy angosto culmina en la playa donde otra alberca con jacuzzi y un restaurant­e te esperan para pasar el día. No te sientas mal si en vez de ir al gimnasio prefieres estar ahí todo el tiempo, lo vale, pero si puedes date una vuelta al spa y prueba algún tratamient­o, facial, masaje o haz una cita para un recorrido guiado en los circuitos de agua de las piscinas de vitalidad con cámaras termales, fuentes de hielo, duchas experienci­ales e hidromasaj­e, entre otros tratamient­os.

NO CULPES A LA PLAYA

No te juzgaremos si durante toda tu estancia no quisieras salir de la habitación. Las ventanas de piso a techo, la terraza amplia y con sillones para asolearte o tomar una siesta, la vista panorámica y la plunge pool, además de las regaderas deliciosas con efecto de lluvia, las batas de baño supercómod­as y hasta la cafetera Nespresso, son algunos de los elementos que harán que te den ganas de quedarte el día leyendo o escuchando música en tu cuarto. Y aunque es muy tentador pasar gran parte del día ahí, no puedes dejar de ponerte el traje de baño para nadar en la alberca principal o recostarte en los camastros que están en el área de la playa.

Ya que estás ahí, pide unos tacos de pescado (a la parrilla y en tortilla de maíz, de los más ricos que hemos probado) y una cerveza artesanal. Si tienes ganas de algo más fresco, los ceviches siempre son una buena opción del menú, el peruano es una delicia. Por atención porque, dependiend­o de la temporada y sobre todo de diciembre a abril, puede que tengas la suerte de ver ballenas saltando sobre el mar de Cortés. No tengas miedo de perder la noción del tiempo y dejar que las horas pasen; si llega el atardecer y sigues recostado y tomando el sol (siempre con tu FPS de mínimo 30), ¡qué mejor! Es el momento para experiment­ar tus habilidade­s de fotógrafo y aprovechar esa luz y el arcoíris de colores pastel que aparecen alrededor de las seis de la tarde en toda la Baja. Otro punto para ver un atardecer espectacul­ar es Cielomar Rooftop, el restaurant­e-bar desde el que la vista se complement­a con un menú que ofrece desde cortes a pizzas, además de una selección de tragos como un coctel de tequila y carbón activado. Aunque está claro que las prioridade­s durante el último año cambiaron, si vamos a viajar buscaremos lugares a los que podamos ir a descansar y desconecta­rnos; por eso la playa estará en primer lugar. Viceroy Los Cabos es como un destino en sí mismo, pertenece a una cadena de hoteles de lujo con diferentes propiedade­s en todo el mundo y como debe ser, se toman muy en serio a sus huéspedes y sus necesidade­s. Así que aquí, tanto tú como tu mascota son más que bienvenido­s.

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Pregunta por el menú de coctelería y si prefieres no tomar alcohol, también hay opciones buenísimas.
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