POR UN CIERRE SEGURO
Actualmente, según la Cámara Minera de México (Camimex), el sector minero está comprometido con cierres seguros de minas que garanticen el bienestar de las comunidades.
El cierre de una mina, cuando concluye su capacidad de explotación o vida útil, es uno de los procesos más importantes y que más han cambiado en los últimos años, pues se busca incidir en un medio ambiente más sano. De acuerdo con el Informe de Sustentabilidad de la Cámara Minera de México (Camimex), hoy se realiza un proceso de restauración progresiva en esta etapa.
“El cierre es una parte esencial del ciclo de vida de una operación minera, por lo que su planeación se lleva a cabo desde la concepción del proyecto”, destaca el documento.
OBJETIVOS
Un programa de cierre tiene por fin que las áreas que fueron impactadas por las operaciones mineras sean física y químicamente estables, seguras, acordes con los usos y costumbres y las características del sitio.
Por ello, los programas de cierre son procesos dinámicos que se actualizan cada año con el propósito de contar con los recursos financieros para su ejecución, de manera que la fecha de cierre de la mina es congruente con el proyecto minero de la empresa. Hoy, la Camimex se encuentra en la etapa final de un Plan Integral Participativo Incluyente de Cierre de Mina, para el cual han sido considerados aspectos enfocados al desarrollo de las comunidades cercanas.
INCLUYENTE
Además del cierre de minas, la actividad extractiva puede coexistir con otras actividades económicas como la agricultura, la ganadería e incluso puede desarrollarse en áreas naturales protegidas.
“La minería no es excluyente ni antagónica con las actividades de conservación, preservación y protección al ambiente”, señala el informe de la Camimex.
Para operar en áreas naturales protegidas, como cualquier otra actividad, la minería debe sujetarse a lo establecido en la Ley General del Equilibrio y la Protección al Ambiente, el Decreto de Creación y Programa de Manejo del Área, así como a las previsiones contenidas en los Programas de Manejo del Área. Además, se debe cumplir con los Programas de Ordenamiento Ecológico y por último, contar con la autorización de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).