LA DOBLE VIDA DE UN ESCRITOR
Enrique Serna ha sido testigo de la violencia y el crimen que agobian a México y, en lugar de aceptarlos como normales, decidió hacerles frente en LadoblevidadeJesús.
Enrique Serna tiene el semblante serio y habla con calma, como si antes de articular cada frase procurara siempre usar la palabra correcta. El escritor vive desde hace años en Cuernavaca. Ahí ha sido testigo del avance de la delincuencia y de la complicidad entre el poder político y el crimen organizado.
Por eso, dice Serna, quiso escribir una novela en la que confrontara la violencia que se vive en México: “No podía seguir como los avestruces, con la cabeza metida en la tierra. Creo que una sociedad que vive con miedo durante mucho tiempo, y con la cabeza gacha, se envilece”. Así surgió La doble vida de Jesús, que presentó el año pasado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Serna recuerda que durante el sexenio pasado, en la capital de Morelos comenzaron a circular amenazas cibernéticas de un supuesto cártel que advertía a los habitantes que correría sangre por las calles. Tras verse inmerso en esta problemática, y luego de que la muerte del hijo del poeta Javier Sicilia —asesinado en 2011— lo impactara enormemente, decidió dejar de callar y empezó a escribir su más reciente novela.
la nueva novela del colombiano Santiago Gamboa, también emplea la ficción para criticar la corrupción y la violencia
Serna domina el humor negro, como lo ha demostrado en sus novelas más recordadas: El miedo a los animales (1995) y El seductor de la patria (1999). La primera retrata a un reportero frustrado que se ha vendido al poder y la segunda es un perfil crítico de Antonio López de Santa Anna.
Para Serna, la literatura es una herramienta de conocimiento y una especie de denuncia: “Lo que la novela busca es reproducir la experiencia viva de una determinada época y ofrecer un retrato más completo de esa realidad. No trata de incidir directamente sobre la vida pero sí debe aspirar a influir en la opinión pública”. En La doble vida de Jesús, Serna elige una mezcla entre novela política y negra, donde hay acción y personajes complejos. Al escribirla, el autor pidió consejos sobre temas de administración pública a sus amigos, para que la voz de su personaje —un político con buenas intenciones— fuera verosímil y que, al mostrar su historia, el lector reconociera en él a un hombre que se debate entre el deseo de conseguir más poder o sacrificarlo y seguir firme a sus convicciones. Traicionar los ideales personales nunca es un factor compartido entre protagonista y escritor. El paralelismo funciona así: Jesús, dentro del libro, saca a relucir de una vez por todas su doble vida (no sólo en la política, sino en lo personal); Serna, por su parte, quiere expresar sus inquietudes y trasladar esa problemática de violencia que ha vivido a la historia que cuenta en su libro.
Él dice que la principal convicción de un escritor debe ser su independencia: “Hay que pintar una raya para que el público sepa que las opiniones que uno tiene pueden ser equivocadas o acertadas, pero no son interesadas”. Quizá por eso es un hombre que se ha mantenido al margen y prefiere intervenir en la política y la escena pública mexicana a través de sus textos. Como su personaje, emprende un proceso de liberación a través de la palabra y, de algún modo, esta es también una novela sobre la doble vida de Enrique Serna. en Latinoamérica. El protagonista, el periodista Víctor Silanpa, investiga un asesinato en el que están implicados el gobierno y la policía.