Por: Francesc Messeguer
Me llamo Daniel Reynoso Lesperance, soy ciudadano mexicano, y actualmente tengo veintitrés años. Soy estudiante del Tec de Monterrey (ITESM), y me encuentro cursando mi último año de estudios en la carrera de Ingeniería Mecánica Eléctrica. El 24 de agosto de 2016, inicié un intercambio en la Universidad Técnica de Letonia, en Riga. Hoy cumplo un mes de un encierro totalmente injusto, y aún no se logra mi liberación”.
Durante la noche del 20 de diciembre de 2016, a días de regresar a México, dos policías detuvieron a Daniel en el departamento que rentó durante su intercambio en Riga, Letonia. El fragmento anterior corresponde a una carta escrita (
por el joven, luego de haber permanecido un mes en la Prisión Central de Riga, acusado de un crimen que no cometió.
El viernes 11 de febrero, tras haber pasado 52 días privado de su libertad, Daniel por fin abandonó la cárcel y tomó un avión en París con su familia, de regreso a México. El juez encargado de llevar su caso, consideró que el estudiante podría continuar el proceso en libertad provisional, luego de que se pagó una fianza. Sin embargo, por casi dos meses, el proceso estuvo plagado de irregularidades.
Luis Alberto Reynoso, padre del estudiante, ha acusado que no sólo se cometieron violaciones a los derechos humanos de su hijo, sino que por semanas la justicia letona se rehusó a presentar pruebas en su contra, bajo el argumento de que “la investigación se encontraba” siguiendo sus tiempos. En Letonia, un proceso de averiguación así puede durar hasta seis meses, y Daniel pasó casi dos.
La persona que acusó a Daniel se llama Marco Dalkilic, un individuo que se dedica a rentar departamentos y cuartos a estudiantes que llegan de intercambio a Riga, y que tiene fama de amenazar con meter a la cárcel a cualquier inquilino que no le pague la renta.
“Por medio de Facebook, mi hijo contacta a esta persona, le da un depósito de garantía más el mes que empieza a correr. Se queda ahí por unos días pero empieza a ver que las condiciones no son las más sanas. Me dice que no está a gusto, que encontró un ratón en el cajón de los cubiertos, que está muy sucio y que a veces no hay agua caliente. Entonces, le dije que buscara un lugar mejor”, narra Luis Alberto, padre de Daniel, en entrevista con Esquire.
Al momento en el que el estudiante encontró un nuevo departamento, se lo notificó a su excasero. Pero Marco Dalkilic se molestó y no sólo no regresó el dinero del depósito, sino que exigió el pago completo de los seis meses. Como Daniel se negó, en varias ocasiones durante su estancia en Riga, fue víctima de acoso por esta persona, quien según su padre lo amenazó de “hacerle la vida imposible”.
Una semana antes de ser detenido, el 14 de diciembre, Daniel salió con sus amigos a un bar local. Ahí se volvió a encontrar a su excasero. “Sale mi hijo, porque iba a fumar un cigarro con sus amigos y se encuentran otra vez con Marco, quien empieza a molestarlo otra vez con lo mismo: tú me debes, y demás. Entonces, se hacen de palabras y se empiezan a dar un par de empujones. Hasta ahí quedó. Sus amigos empiezan a decirle que ya, que no se peleen”, cuenta el padre.
Los oficiales que lo arrestaron no iban uniformados, no se identificaron y tampoco le presentaron una orden de aprehensión. La novia de Daniel, María José Vallejo, quien apenas había llegado a Letonia un día antes, estuvo presente durante el arresto.