DEJA SALIR A LA BESTIA
LEXUS era una opción aburrida. Después, el LC 500 sucedió
Hablemos de velocidad. Pero antes, pisemos los frenos. Existe un camino en Tennessee llamado Cola de Dragón. Con sus 318 curvas en más de 11 millas por las Montañas Humeantes, el nombre no es una hipérbole. Si lo atraviesas con aplomo, como deberías, este sueño para conductores de autos tan crecidos como el Lexus LC 500, con 471 hp, necesitarás frenar manualmente, de igual forma que aceleras. El cambio de velocidades automático en el modo Sport Plus de este martillo ocurre con tanta orquestación de bajos que haría sonrojar a Wagner. No te confundas: Ir rápido es una experiencia visceral también. Un ingenioso túnel acústico bombea los ronroneos del sedoso V-8 de 5.0 litros directamente hacia el suntuoso interior para lograr una apreciación musical óptima del sistema de sonido Mark Levinson.
¿Cómo nació este nuevo clásico, que tiene la presencia de un Aston Martin? Los rumores cuentan que mientras estuvo en el Pebble Beach Concours d’Elegance en 2011, el líder de Lexus, Akio Toyoda, supo que los estadounidenses pensaban que la marca era… aburrida. (La confiabilidad no es exactamente emocionante). Los diseñadores en su laboratorio en California sacaron una pizarra en blanco para conjurar un vehículo que le diera a Lexus un atractivo sexual sin adulterar. Les mostraremos lo que es aburrido. Funcionó. En ocasiones, cuando empujas al nerd, despiertas a la bestia.