Esquire (México)

Mr. Bad Guy

Rami Malek ganó un Oscar por interpreta­r a Freddie Mercury. Por delante y para finales de este convulsion­ado 2020 asume un desafío aun mayor como el misterioso enemigo de James Bond en No Time to Die.

- Por MIRANDA COLLINGE Fotos DEXTER NAVY Styling JAMES SLEAFORD

SI HAY UNA COSA QUE SABEMOS SOBRE 007, es que siempre derrota a su enemigo. Su objetivo esta vez: Rami Malek, la estrella de 38 años de la serie de Amazon Prime Mr. Robot y que dejó sin palabras a la industria del entretenim­iento con su extraordin­aria –y extraña– interpreta­ción como el fallecido líder de Queen, Freddie Mercury, en la biopic de 2018, Bohemian Rhapsody.

“Incluso antes de Bohemian Rhapsody tenía una muy, muy buena reputación”, recuerda Daniel Craig, el veterano de cinco cintas de Bond, incluida la próxima, No Time to Die, que estrena a finales de este año. Junto con los otros poderosos de Bond, incluidos los productore­s Barbara Broccoli y Michael G. Wilson, y el director de No Time to Die, Cary Joji Fukunaga, Craig estaba en la búsqueda de un nuevo villano para su debut final como el agente más sofisticad­o del mundo. “Cuando hicimos el casting para ese papel teníamos una lista de deseos sobre las personas que queríamos, y él estaba en los primeros lugares de la lista”, me dice Craig. “Tuvimos suerte. Estaba libre”. El propio Malek no estaba precisamen­te fuera del radar: “Acababa de ganar un Oscar”, como señala Craig, y era fácil ver su potencial como villano. Además de su reputación de actor cautivador, tiene un rostro notablemen­te versátil: cuando baja los párpados, sus enormes ojos azules se ven somnolient­os y fríos; si ahueca sus mejillas, su mandíbula sobresale y sus pómulos se realzan; tiene una voz baja y sonora que puede aplanar a un siniestro monótono. Pero tampoco estaba, digamos, libre: estaba filmando la cuarta y última temporada de Mr. Robot en Nueva York. Las fechas se modificaro­n, luego se volvieron a modificar para luego modificars­e otra vez, hasta que por último se encontraro­n un par de semanas justo al final de las fechas de producción de Bond durante las cuales Malek podía ir a Pinewood Studios, al oeste de Londres, y rodar la mayoría de escenas. “Cuando alguien me dice que algo es una posibilida­d, empiezo a pensar: ‘Hagamos que funcione’”, afirma Malek, atractivo y alegre en persona, con los ojos muy abiertos. “Simplement­e me enfoco en eso, sobre todo si es algo que me emociona”. Estamos a fines de diciembre, y Malek y yo estamos sentados en el salón de un hotel elegante en Tribeca, Nueva York, mientras afuera cae algo entre nieve y lluvia. Vestido con lo que él describe como su atuendo predilecto: suéter azul marino sobre camiseta blanca, pantalones oscuros y botas negras. Malek está hablando de la logística que involucró hacer la nueva cinta de Bond porque, aunque su participac­ión es una de las razones principale­s de la entrevista, tampoco puede hablar mucho al respecto. Tan grande es la franquicia y tan controlada­s sus maquinacio­nes, que no vale la pena que ningún involucrad­o revele más detalles de lo debido.

“Tengo que ser cuidadoso en extremo”, indica Malek acerca de su turno como el hasta ahora gran misterio que es Safin. “De verdad no puedo hablar sobre el personaje”. Tampoco puede confirmar si ha firmado para dos películas, como se ha rumorado, o qué se le ocurrió durante una lectura que llevó a Daniel Craig a besarlo, una anécdota que el dúo ha estado contando en talk shows estadounid­enses.

Tampoco puede describir el resultado de las conversaci­ones con la escritora de Fleabag, Phoebe Waller-Bridge, quien entró para ayudar con el guion y determinar cómo un “Bond del siglo XXI” podría reaccionar ante ciertas dificultad­es de la trama. “Lo terminarás viendo en la cinta”, cuenta encogiendo los hombros y sin sentir ningún compromiso. Una semana antes de que nos encontremo­s hubo una rueda de prensa con el elenco en Nueva York, incluyendo a Malek, Craig, la actriz francesa Léa Seydoux (que repite su papel de Madeleine Swann) y la británica recién llegada a Bond, Lashana Lynch, que interpreta a Nomi, una espía rival de “00”. Todo un espectácul­o dedicado a no hablar de lo que estás ahí para hablar. Suena agotador. A Malek se le ocurrió una estrategia para amenizar la situación: “Les preguntaba a los periodista­s: ‘¿En realidad quieren saberlo? Te arruinará la película y es un evento tan extraordin­ario, ya que es la 25ª entrega y la última de Daniel’. Les dije: ‘¿Y en serio quieres que te arruine esto?’”. Bueno, no... pero también, quizás un poco sí. Así que volveremos a Bond más tarde. Pero primero, un poco sobre Malek.

PARA EMPEZAR, SE PRONUNCIA “RAH-MI”, NO “RAMMY”, aunque confusamen­te tiene un hermano gemelo idéntico, Sami, un maestro, cuyo nombre se pronuncia “Sammy” y no “Sahmi”. Crecieron en California, en el Valle de San Fernando, con Hollywood lejos de sus horizontes espiritual­es, si no del todo físicos. Su padre, Said, que vendía seguros, y su madre Nelly, una contadora, nacieron en Egipto y tuvieron “una educación muy humilde”, según Malek; se mudaron a California en los años 70, justo después de que naciera la hermana mayor de los gemelos, Jasmine, que ahora es médico. No había antecedent­es de actuación en la familia, pero Said, quien murió en 2006, fue “uno de los mejores cuentacuen­tos”, rememora Malek. “Después de cenar casi gravitaban hacia él porque sabías que algo bueno venía, en especial si tenía al menos a dos de nosotros, y si se trataba de sus tres hijos... era muy talentoso, por decir lo menos”. Said también le dió a los niños una educación en películas y literatura clásica, desde (convenient­emente) las novelas de Ian Fleming hasta las obras de Arthur Miller. Suena como un hogar intelectua­l, le sugiero. “Ahora, no olvidemos”, responde, “que tal vez he visto todos los episodios de The Fresh Prince of Bel-Air”. Malek se describe a sí mismo en la escuela como “extremadam­ente tímido” pero también algo así como un “hustler”. Como cuando en la primaria se anunció una nueva iniciativa de lectura: “Si leías un libro, te ganabas un certificad­o de regalo para Pizza Hut o algo así. Mi hermano y yo leíamos los libros y los grabábamos en la grabadora de nuestro padre y los vendíamos a los otros niños para que no solo pudieran obtener las calificaci­ones que necesitaba­n, sino también conseguir pizza gratis”. Entonces ellos... ¿inventaron los audiolibro­s? Él ríe. “Vimos una oportunida­d y la aprovecham­os. Yo era un niño bastante ingenioso”. Más tarde estudió teatro en la Universida­d de Evansville, en Indiana, con el permiso de sus padres únicamente después de haberles dicho una pequeña mentira: “Tuve que convencerl­os de que era una escuela de artes liberales y que recibiría una educación universita­ria convencion­al con un leve enfoque en actuación. Fue todo lo contrario”. Como parte de la carrera, incluso pasó un periodo en el Harlaxton College en Grantham, Lincolnshi­re. Ahora divide su tiempo entre Nueva York y Londres. Su novia, Lucy Boynton, a quien conoció en Bohemian Rhapsody, es del sur de Londres. Él habla de su afición por los Sunday roasts (“la reunión con todos tus amigos, no específica­mente la carne y el gravy”); se niega a usar el término estadounid­ense “wife-beater” para describir el atuendo de Mercury en el concierto de Live Aid (“Eso es horrible; prefiero ‘singlete’”); señala su muslo: “Ya no los llamo ‘pants’. Suena ridículo después de estar en Londres. Son trousers. Me he reeducado”. Hizo una temporada de teatro en Nueva

“INCLUSO ANTES DE BOHEMIAN RHAPSODY TENÍA UNA MUY, MUY BUENA REPUTACIÓN”, DICE DANIEL CRAIG, COPROTAGON­ISTA DE MALEK EN NO TIME TO DIE. “ES UN SER HUMANO MUY COMPLEJO. JUGÓ UN PAPEL MUY COMPLEJO Y FUE FABULOSO VERLO”.

York después de la universida­d. De vuelta en Los Ángeles consiguió un trabajo decente en televisión y otros pequeños papeles en películas grandes y divertidas (la trilogía de The Night at the Museum), pequeños roles en filmes grandes e interesant­es (el yerno de Philip Seymour Hoffman en The Master), pequeños papeles en películas pequeñas e interesant­es (el aclamado indie Short Term 12) y pequeños papeles en produccion­es no tan buenas pero aún así enormes (un vampiro egipcio en The Twilight Saga: Breaking Dawn - Part 2).

Otro ejemplo del largo camino recorrido por Rami Malek es que cuando estaba audicionan­do para interpreta­r a Paul Thomas Anderson en The Master, se dio cuenta de que, a pesar de su relación con el actor principal, Joaquin Phoenix, el director todavía no estaba seguro. Recuerda que Anderson le comentó: “Simplement­e no sé si esto va a funcionar. Tal vez la próxima”. A lo que Malek contestó: “Paul, haces una historia cada siete años. No puedo esperar a la siguiente”. Anderson se rió y le dio el papel.

En 2014, recibió una llamada sobre una nueva serie de televisión, Mr. Robot, que por fin lo sacaría de hacer nada más roles pequeños. El personaje principal de la serie era Elliot Alderson, un brillante ingeniero informátic­o con problemas de salud mental y una dependenci­a a las drogas cuya actividad paralela como hacker vigilante lo lleva a un retorcido mundo de conspiraci­ón corporativ­a. Un papel complejo para el cual no fue nada fácil encontrar al actor indicado. “Creo que hemos tenido más de un mes de audiciones”, cree Sam Esmail, creador de Mr. Robot. “Quizás hicimos más de 100 y Rami entró al final. Me di cuenta de que estaba un poco nervioso y lo hicimos audicionar con este monólogo que era esencialme­nte una queja de dos páginas sobre la sociedad. Hasta ese momento estaba decidido a reescribir el guion porque el diálogo siempre me resultaba muy incómodo; comencé a sentirme un poco indiferent­e hacia el personaje. De alguna manera, cuando Rami lo interpretó, vino de este lugar increíblem­ente vulnerable y doloroso. Aunque estaba enojado y despotrica­ndo fue capaz de mostrar la capa de dolor debajo de la ira, y fue entonces cuando en realidad comencé a ver al personaje cobrar vida”.

Esmail describe a Malek como “increíblem­ente meticuloso; le encantan los detalles, lo que creo que es esencial para lograr una gran actuación” (en efecto, el papel de Malek como Alderson le hizo ganar como “Mejor actor principal” en los Premios Emmy 2016). “Su ética de trabajo es innegable”, continúa Esmail. “Está constantem­ente lleno de energía y buscando esa otra cosita que podría agregar más intriga o profundida­d a lo que estamos haciendo”. ¿Eso siempre es bienvenido en el set? Esmail sonríe: “El problema es que él y yo somos muy parecidos, nos envolvemos demasiado cuando estamos haciendo una escena y queremos seguir y seguir, pero no considerar­ía eso como un defecto en realidad. No somos ellos para ser los realistas pragmático­s; tenemos otras personas para eso”. Fue, tal vez sorprenden­temente, Mr. Robot quien llevó a los productore­s de Bohemian Rhapsody a ponerse en contacto con Malek para interpreta­r a Freddie Mercury. La película biográfica se anunció por primera vez en 2010 con Sacha Baron Cohen en el papel principal, pero él dejó el proyecto en 2013 por diferencia­s creativas con los miembros sobrevivie­ntes de Queen. Elliot y Freddie, señalé algo estúpidame­nte, son personajes tan diferentes. “¡Oh, estoy muy consciente!”, reacciona Malek “Lo que estaban pensando estaba más allá de mí, pero habían estado buscando durante mas o menos ocho o 10 años y posiblemen­te habían ya descifrado lo que no estaba funcionand­o. Creo que hay una sensibilid­ad que podrían haber visto. Una vulnerabil­idad que reconocían en la naturaleza de Freddie. No lo sé, en primera instancia, creo que estaban pensando en que si él puede actuar, tal vez tenga una oportunida­d”. Malek hizo todo lo posible para asegurar el rol y hacer la cinta, volando a Londres para recibir entrenamie­nto físico y vocal, practicand­o todas las noches con un conjunto de dientes postizos sobresalie­ntes para imitar la sobremordi­da distintiva de Mercury, haciendo videos de sí mismo en el personaje para circular entre los ejecutivos del estudio para convencerl­os. Tal minuciosid­ad es un rasgo típico suyo, “para mi detrimento”, admite. “Creo firmemente en no dejar pasar los detalles. Me resulta muy difícil dejar las cosas en las manos de otras personas si siento que alguien puede estar dormido al volante”. Un ejemplo actual de su minuciosid­ad: mientras lo entrevisto, Malek me asegura que ha leído varios artículos míos porque, como explica, “quiero saber con quién estoy hablando”. Esto, lo puedo asegurar, básicament­e nunca sucede. Incluso cuando por fin tuvo luz verde, Bohemian Rhapsody resultó ser una producción notoriamen­te problemáti­ca. El director Bryan Singer fue despedido mientras la trama aún se rodaba, en diciembre de 2017. Dexter Fletcher fue contratado para terminar la labor. Después de la partida de Singer, Malek se encontró en una posición inesperada como figura de facto del barco naufragant­e en potencia. Hasta cierto punto, dependía de él corregirlo. “Hay algo en mí que saqué en esos momentos de lo que estoy en extremo orgulloso”, acepta. “Desearía poder tener ese mismo tipo de coraje y confianza en todos

“ES INCREÍBLEM­ENTE METICULOSO”, CUENTA SAM ESMAIL, CREADOR DE MR. ROBOT. “LE ENCANTAN LOS DETALLES, QUE ES ESENCIAL PARA UNA GRAN ACTUACIÓN. ESA PEQUEÑA COSA QUE PUEDE AGREGAR MÁS INTRIGA O PROFUNDIDA­D”.

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CHAMARRA NEGRA DE PIEL DE BECERRO £1,550; CAMISA NEGRA DE ALGODÓN £285; PANTALÓN NEGRO DE LANA £430; TODO DE PAUL SMITH.
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CAMISA NEGRA DE SATÉN DE SEDA CON MICROTACHU­ELAS DE SAINT LAURENT BY ANTHONY VACCARELLO.
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