La "nueva hospitalidad"
Este 2020 había empezado muy bien: las fechas predefinidas -como el 14 de febrero- habían funcionado de forma excelente, como se avistaba el resto del año.
El año pintaba grandioso hasta que el nuevo coronavirus hizo su aparición, se dispersó por el mundo y la magia se acabó; como restauranteros, caímos todos en la peor de las pesadillas: ver nuestros negocios vacíos.
¿Qué pasó después? Un número infinito de informaciones falsas y confusas nos hizo caer en la perdición, tanto que empezamos a decir: "Y ahora, ¿qué?".
Hablando con amigos del gremio, me di cuenta de que todos andábamos en "las mismas aguas": con dudas e incertidumbres, pero seguimos adelante.
Nos dieron reglas, parámetros que se pueden traducir con muchos lineamientos nuevos para protegernos todos, como clientes y como trabajadores.
Esto está muy bueno, sin embargo, aún así muchos cerraron -lamentablemente, algunos por un tiempo y otros para siempre-.
QUÉ CAMBIÓ
El acercamiento, para empezar: ahora, ir al restaurante parece una visita con el dentista; todos equipados con cubrebocas, lentes y guantes, sanitizando personas y superficies al ingreso y salida, desde la cabeza hasta los zapatos.
Manejando la famosa "Susana Distancia", reducimos el número de aforo hacia el comedor, para que los clientes se puedan sentir más confiados.
Cambiaron mucho también la demanda y la oferta: antes, el 80% del trabajo era en el comedor y ahora es con servicio a domicilio (u ordenar y recoger), ahí se perdió mucho el contacto humano, el romanticismo, la esencia del restaurante.
Recordemos cómo era tomar asiento al llegar, que un mesero bien vestido y alineado nos atendiera, y así vivir una experiencia gastronómica completa, con un buen vino y la mejor compañía.
Lo que no ha cambiado en medio de la contingencia es el sentido de nuestra misión: hacer pasar a la gente un rato exquisito, para que se olvide de los problemas del diario (covid-19, por ejemplo).
En cuanto a la calidad de la comida y de la atención se mantienen iguales, si no es que hasta mejoradas -por el menor número de personas-; nuestra misión es la misma: ofrecerles un servicio con el que ustedes puedan relajarse y dejarnos a nosotros el trabajo en la cocina.