Leyes robóticas
Al enunciarlas en su obra "Runaround" (1942), el autor eliminó el riesgo de que un robot se convirtiera en amenaza mortal para los seres humanos:
Primera Ley: "Un robot no puede dañar a un ser humano o por inacción, permitir que un ser humano sea dañado".
Segunda Ley: "Un robot debe obedecer siempre las leyes que le dé un ser humano, excepto cuando tales órdenes entren en conflicto con la primera ley".
Tercera Ley: "Un robot debe proteger su propia existencia, siempre que tal protección no entre en conflicto con la primera o la segunda ley".