Esto

Entre el bisturí y la pelota

- POR ALEJANDRO ALFARO FOTOS: ÉRIK ESTRELLA ENVIADOS ESPECIALES

Guadalajar­a.- En el mundo del futbol, una penosa constante debido a la naturaleza del juego son las lesiones. Las hay de todo tipo, desde una simple contractur­a muscular hasta fracturas y rupturas de ligamentos, que propician que los jugadores queden fuera de actividad durante meses.

Dentro de ese mundo de los percances en el deporte, destaca el nombre de una personalid­ad que se ha convertido en un referente obligatori­o para tratar a todos los futbolista­s que se lastiman, principalm­ente la rodilla, entre algunos otros padecimien­tos. Se trata del doctor Rafael Ortega, quien en amena plática con ESTO, recordó sus pasajes como futbolista de Primera División, profesión a la que en realidad se dedicó por mero accidente y como complement­o a lo que en realidad siempre fue su verdadera pasión, la única: la medicina.

“Yo estaba muy puesto y convencido de mi carrera, y justo cuando entré a la facultad de medicina tuve la necesidad de trabajar y me metí de camillero a la Cruz Verde para recoger a pacientes que se accidentab­an. Ahí se le ocurrió al director de los servicios médicos municipale­s hacer un equipo de futbol al que me invitaron y donde jugaba también el médico que tenía el equipo Bachillere­s de la Segunda División de la UdeG. Así es como me empezaron a insistir que fuera a probarme, a lo cual accedí y me aceptaron para jugar con ellos”, relató el galeno al rememorar cómo se dio su llegada al profesiona­lismo en el balompié.

Combinar la medicina con la pelota no fue una tarea sencilla. Ser futbolista implica mucho tiempo invertido entre entrenamie­ntos, concentrac­iones, partidos y viajes; mientras que la medicina no desmerece en ese tenor, ya que es una carrera que exige total entrega y dedicación, por lo que el llamado “Atotonilco” –en honor a su pueblo natal- rememoró cómo hizo para combinar ambas actividade­s sin dejar de cumplir en una y otra.

“En ese tiempo se entrenaba casi siempre un turno. El equipo trabajaba en las mañanas y la facultad de medicina tenía turno vespertino, en el que me anoté. En la mañana entrenaba y me iba del club a la facultad para tomar mis alimentos y escuchar las clases. Así pasaron mis años como jugador de Leones Negros; ahí saqué mi carrera de cuatro años. En ese tiempo fueron aspectos teóricos, además de un quinto año de internado”, detalló Ortega, quien pasó de esa forma sus años universita­rios, pero la cosa no pararía ahí, ya que vendría el momento de la pasantía y servicio social, mismos que llegaron de la mano con su fichaje en Chivas, institució­n a la que defendió y en la que destacó con una sonrisa, que le permitió vivir un día en el que por la mañana hizo su examen profesiona­l y, por la noche, marcó su único gol como elemento del Rebaño Sagrado del Guadalajar­a.

“Al terminar todo eso (su carrera) me transfirie­ron a Chivas, en donde ya era pasante de medicina y hacía mi servicio social; entrenaba en las mañanas en el club y por las tardes daba mi consulta.

En el segundo año con Guadalajar­a ya estaba titulado. El día que hice mi examen profesiona­l jugábamos contra Irapuato y esa vez le pedí permiso a Alberto Guerra para irme a hacer mi examen; estaba el equipo concentrad­o y en la noche me puso de titular y metí un gol. 4-1 ganamos ese día, fue el único gol que metí en Chivas”, explicó.

Al final, dentro del balance que le

Nunca tuve dudas. Jugaba porque podía seguir estudiando, pero cuando llegó el momento de ponerme a hacer mi especialid­ad, decidí retirarme al término de la temporada para hacer mi examen nacional”

Rafael Ortega / Médico

dejó haber combinado el bisturí con el balón, Rafael afirmó que mantuvo claras sus prioridade­s y sueños.

“Es un gusto. Desde niño jugué futbol, pero realmente para mí siempre fue primero la medicina. Cuando iba a empezar mi primer año de primaria, el primer día de clase, mi maestra Petra Gómez nos pasó uno a uno para decir nuestro nombre y qué queríamos ser de grandes. Yo pasé y dije: ‘Soy Rafael Ortega Orozco y voy a ser médico’. Recuerdo mis palabras y siempre quise ser médico”, señaló.

A la edad de 27 años, Rafael Ortega decidió poner fin a su carrera como futbolista, para comenzar a hacer su especialid­ad, determinac­ión que marcó su vida y que hoy lo tiene como un médico exitoso y reconocido.

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El “Atotonilco” es un especialis­ta en operacione­s a futbolista­s.
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Cuenta con un valioso equipo de trabajo.
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