EL POLLO DE TLALPAN
Recuerdo casi como si hubiera sido ayer cuando en compañía de mi palomilla pintábamos en el suelo, con gis o un pedazo de tabique algo que parecía una pista de carreras, luego poníamos a punto nuestros carritos a escala y nos pasábamos horas de sano esparcimiento y grata diversión, arrastrándonos en el piso dándole vida a nuestros “grandes premios”.
Igual sucedía cuando llegaba la temporada de beisbol y de fut americano, armábamos nuestros juegos en un parque y el tocho iguanas ranas; el futbol era de todos los días y a todas horas.
Hoy en día esos es impensado y nada probable, pues las nuevas generaciones están tirando la baba atadas a un control remoto, un ordenador, una tableta o mayormente a un teléfono inteligente; la diversión se volvió (también) un negocio.
Es por eso que coincidentemente con los tiempos, leí con asombro la queja de Danny Alves afirmando que le llegó la desilusión y el futbol cada día le gusta menos, porque es más un negocio.
Comparto enteramente la opinión del Danny, aunque creo que se está dando color un poco tarde, pues esa transformación se dio hace mucho tiempo, quizá el último escalón fue cuando le arrebataron los fifos al Rey Faad su copa y la transformaron en el negocio llamado “Confederaciones”.
La FIFA, es la promotora principal de la billetiza descarada a la que solo le interesa el control absoluto de sus agremiados y del máximo circo balompédico que es el mundial.
Como el negocio le funciona tan bien, no se preocupa por hacer una calendario mundial para todos, tampoco en unificar reglamentos de competencia, por ejemplo: Bélgica tiene uno, Argentina y México otro, Estados unidos uno más y el resto del mundanal mundo el suyo.
Es decir que mientras en España hay un campeón al año, en México hay dos; a ver explíquemelo.
Ya en corto en el mundo del “biyuyo” los clubes se organizan “sus días” donde suben los precios y les vale mami la afición, ahí tiene usted a la Máquina Azul que incrementó el
valor de las entradas para su juego contra Pumas en un 100 por cien; ni para el chesco dejan.
Otro ejemplo de que el que manda es don dinero es la balconeada que le dio a las selecciones el “álbum oficial” que “revelo” a 17 convocados en la lista del “vendehumo” más grande del mudo (Juanito Osorio) porque la publicación no puede sacar al mercado estampas de jugadores no llamados, debe tener un “adelanto oficial” por abajo del h2o.
Y qué decir de los famosos 10 juegazos que tendrá México del famosísimo mundial compartido, los directivos y políticos aprovechados los venden como si se tratara de juegos de a de veras y no una decena de encuentros de relleno a precio de ring side.
Y nomás por no dejar ¿en dónde queda la puntada de eliminar el descenso y crecer la liga a 20 equipos? Cuando se tiene adeudos, dueños de dudosa reputación y cero crecimiento de talentos nacionales.
La mejor opinión la tuvo el público del Atlas que emitió billetes con la carátula del promotor y cerebro principal de la idea del “no descenso” y los arrojó al campo en señal de protesta; lindo gesto que desgraciadamente no va a trascender.
Diría mi abuelo que es un sabio “El que quiera tienda, que la atienda”.
Cierro con una obra titulada “tengan tantita”
No al negocio fifo molero,
Y mejor háganos un paro, No piensen en lana primero, Porque nos sale muy caro.
Y si no, quéjense a la FIFA.
Twitter: @pollodetlalpan