En busca de la alternativa
NO PIERDE LA ESPERANZA EL NOVILLERO RODRIGO OCHOA POR ALCANZAR EL TÍTULO COMO MATADOR DE TOROS
Recuerdo el primer día que conocí a Félix Ochoa, fue en una tarde helada que coincidimos en la ganadería de Ibarra, por invitación de la señora Paloma. Aquel entonces desconocido se me acercó para platicarme sobre la corta carrera novilleril de su padre, del mismo nombre, misma que terminó de manera trágica al chocar el autobús donde viajaba con una pipa de gas. El veterano torero regresaba del norte, luego de haber toreado. Le decían el “Caminante", pues a manera de protesta para conseguir un puesto en la temporada de Monterrey, se fue caminando desde la ciudad de México; de todos modos, no le programaron y tiempo más tarde sucedió aquel fatal accidente.
Junto con sus hermanos, Félix construyó el cortijo El Caminante, en memoria de su padre, allá en Apan, Hidalgo, de donde era originario. Ahí, frente a las grandes planicies hidalguenses se yergue este cortijo hecho de piedra que tiene como distintivo un toro bravo viendo hacia las impresionantes laderas y en este lugar precisamente vi nacer taurinamente al hijo y nieto de los Félix, me refiero a Rodrigo Ochoa, quien en los inicios de 2009 pegó sus primeros lances con los consejos de su padre, quien siempre le tuvo una fe ciega a Rodrigo.
Hoy, ambos Félix atestiguando desde el cielo, pues el que yo conocí murió el 13 de julio del año pasado tras luchar duramente contra una enfermedad que le venía mermando desde ya hacía años atrás, Rodrigo no deja en paz la idea de tomar su alternativa y con ello cumplir el sueño de su padre: ver un matador de toros en la familia, ya que su padre y él solamente fueron novilleros.
El sábado pasado se celebró con una misa en la parroquia de Apan el primer Aniversario luctuoso de Félix Manuel Ochoa, a la cual asistieron su viuda, hijos, hermanos y amigos, quienes le recordaron con gran cariño y tras la liturgia religiosa se le develó una placa en el cortijo El Caminante, para de esta forma plasmar en este emblemático lugar para los Ochoa, la memoria de Félix.
Rodrigo lidió una vaca para celebrar el acto y de paso continuó con su preparación rumbo a su próxima actuación en la novillada de Tecozautla, Hidalgo, que festeja la Feria de la Fruta. Al lidiar a su ejemplar, seguro le vino a la mente aquellos consejos de su papá cuando le comenzaba a enseñar, él en la barda del cortijo y Rodrigo intentando pegar sus primeros pases.