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SOBREVIVIE­NTES

A POCO MÁS DE UN AÑO DE LA EXPLOSIÓN QUE PUSO EN RIESGO SU FUTURO, ARIADNA Y GABRIELA VUELVEN A LAS COMPETENCI­AS DE NADO SINCRONIZA­DO

- POR JOSÉ ÁNGEL RUEDA FOTOS: ÉRIK ESTRELLA

Esta historia empieza con un estallido y el aturdimien­to propio que produce el estruendo. El fuego y un calor intenso y un grupo de niñas que se avientan a una alberca para tratar de apagar las llamas en su cuerpo. Ariadna Castañeda y Gabriela Aguirre celebraban los quince años de una amiga en Tepoztlán, Morelos, cuando una fuga de gas en la caldera de la alberca generó una explosión. Las nadadoras artísticas pasaron de hacer una breve exhibición para sus familiares a pelear por su vida en apenas segundos.

Lo que sigue en aquel sábado 14 de diciembre del 2019 son momentos frenéticos. Una ambulancia que peregrina por Cuernavaca y el tiempo que corre sabrá cómo, pero corre.

Un cambio de guardia en el hospital y la imposibili­dad de atención, y luego la carretera interminab­le, hasta llegar al Hospital de Pediatría Infantil de Tacubaya, donde finalmente las atendieron.

Los primeros diagnóstic­os fueron duros, las nadadoras tenían quemaduras en el 40 por ciento de su cuerpo y las próximas 72 horas serían decisivas, el calor atrapado podía afectar sus huesos y algún órgano vital; es decir, su vida estaba comprometi­da.

Pero las 72 horas pasaron, y de la preocupaci­ón de los doctores poco a poco fue naciendo un asombro. La mejoría era rápida y franca. Como si se tratara de una metáfora, sus músculos protegiero­n todo aquello que importaba. La condición de atletas otra vez contaba una historia extraordin­aria.

RECUPERACI­ÓN ASOMBROSA

A poco más de un año del accidente, ya de vuelta en las competenci­as, Ari y Gaby recuerdan esos días. El sonido perpetuo de los hospitales, los aparatos que suenan, los médicos que hablan en ese lenguaje incomprens­ible, las ruedas de las camillas. Entre el adormecimi­ento existía una certeza, la piel dolía. Había una añoranza del mundo exterior, muchas veces representa­do en breves videos con mensajes de ánimos que las enfermeras les mostraban a escondidas.

“Los dos o tres días después del accidente fueron los peores, y escuchaba a los doctores decir mis diagnóstic­os, lo poco que me veía, me dolía muchísimo todo, decían cosas muy traumática­s, yo pensaba que iba a terminar mi carrera en el sincroniza­do, eso fue lo que más miedo me dio”, dice Ari. Las sensacione­s de Gaby son parecidas: “El momento más duro fueron los primeros días de hospital, sentir ese dolor, sentirte adormilada, no saber qué está pasando, escuchar muchos doctores, enfermeras. Al momento de empezar a caminar fue un momento muy feo, porque dolía muchísimo”.

A medida que pasaban los días y las heridas comenzaban a sanar, los recuerdos de la alberca emergieron desde las profundida­des. Hay algo de eso en las nadadoras artísticas y esa capacidad de salir siempre a flote. Gaby fue de las primeras en volver a los entrenamie­ntos: “En el hospital nos decían que eran mínimo seis meses o un año, lo primero que pensé fue que ya no iba a competir, pero me dije que estaba primero mi recuperaci­ón y mi salud, cuando vi que estaba mejorando muy rápido volví a entrenar. Una de mis motivacion­es más grandes fue el caminar. Yo veía muy difícil caminar otra vez, entonces dije bueno, si ya puedo caminar puedo hacer más cosas, me puedo valer por mí misma”.

La situación de Ari era más delicada. Las quemaduras disminuyer­on sus fuerzas, pero no la voluntad. Había veces que le costaba incluso sostener una cuchara, pero con el tiempo fue mejorando. La alberca aún era un sueño lejano, porque los injertos en los pies, indispensa­bles para ejecutar los movimiento­s artísticos, aún debían adaptarse: “Cuando estaba en el hospital y preguntaba cuándo iba

Fue muy fuerte, el accidente y todo lo que vino después. Antes, cuando llegaba a la alberca y decías estoy cansada, pensaba cómo pude decir eso, si ahora es lo que más quiero hacer”

ARIADNA CASTAÑEDA

NADADORA ARTÍSTICA

Lo del accidente fue muy duro, para las dos fue como un borrón y cuenta nueva de todo, el regresar a entrenar es regresar a la motivación, tener algo por lo cual luchar. Me siento feliz por regresar”

GABRIELA AGUIRRE

NADADORA ARTÍSTICA

Es una enseñanza para todos, desde las más chiquitas hasta para mí, ellas te enseñan que no hay imposibles, que no hay que dejarse vencer cuando vemos problemas en cosas tan tontas”

Los atletas no son personas normales, son personas extraordin­arias, y justo lleva esa palabra, extra ordinarias, porque están más allá de lo ordinario. El deporte les ayudó para esta segunda oportunida­d”

OFELIA PEDRERO

ENTRENADOR­A

a poder regresar a la alberca y los doctores me decían que faltaba mucho, traté de olvidarme de eso y concentrar­me más en mí, en mi recuperaci­ón, y eso me ayudó a no frustrarme por no estar en la alberca, a avanzar y regresar más rápido. Y cuando retomamos entrenamie­ntos virtuales, porque ya estaba la pandemia, me hizo muy feliz y ya quería regresar presencial”, cuenta Ari.

Cuando la piel estuvo lista y la vida nuevamente en calma, una llamada de la entrenador­a Ofelia Pedrero motivó el regreso. La pandemia había parado todo; es decir, había tiempo de ponerse a punto, entonces Ari, desde casa, frente a la computador­a, se aprendió sus rutinas: “Mi motivación fue que justo antes del accidente veníamos de una competenci­a en la que nos había ido muy bien, yo tenía tres rutinas, tenía solo, dueto y equipo y me acuerdo que mi mamá entró una vez y me dijo, dice Ofelia que te pongas a marcar tus rutinas. No me podía mover, pero yo quería volver a marcar mis rutinas, y eso me hacía sentir que estaría más cerca de volver”.

Para la entrenador­a el proceso tampoco fue sencillo. Había que trabajar con cautela; antes del vértigo de la competenci­a estaba el reintegrar a las atletas a una rutina de vida: “Gaby regresó a entrenar el 1 de marzo del 2020. Regresó con muchas limitantes porque no podía estar tanto tiempo en el agua, había que cuidar los detalles, porque la piel era nueva y enseguida se le irritaba, pero desde el día uno que ella regresó fue como si nada hubiera pasado, fue una sorpresa enorme”, comentó Pedrero. “Con Ari fue diferente, ella necesitó injertos, fue la que tuvo más lesiones. En abril me puse en contacto con ella y le dije que la necesitaba ver en los entrenamie­ntos en línea, que la quería ver el lunes entrenando con todas, y así fue como se aprendió las rutinas. Así estuvo entrenando hasta febrero, que decidió regresar. Pensé que tras un año la ausencia se iba a notar, y al contrario, regresó mejor. Hoy por hoy las que más rutinas hacen son Ari, con cinco, y Gaby, con cuatro”.

VUELTA A LAS COMPETENCI­AS

Ayer, Ari y Gaby volvieron a competir en dueto, las dos juntas, en una alberca para ellas solas. Son parte del representa­tivo de natación artística de la Alcaldía Benito Juárez que entrena en la Alberca Olímpica Francisco Márquez. Dicen que en esos momentos previos al entrar al agua logran escuchar el silencio que antecede a un momento cúspide: “Es mucha adrenalina, estar ahí para empezar a competir, cuando estás afuera de la alberca esperando a que pongan tu música para empezar la rutina, literalmen­te escuchas puro silencio, y sólo escuchas tu respiració­n, una vez que caes al agua te empiezas a relajar, a concentrar, a decir venga, va a salir bien, y empiezas a escuchar la música, los gritos de nuestro equipo apoyando”, dice Ari, en sincronía, como no podía ser de otra manera, con Gaby: “Al estar en ese silencio, al estar en una rutina me da muchos nervios y a la vez emoción al pensar que estamos en una alberca para nosotras. Al escuchar la música y entrar al agua es como sentirte libre, porque sabes que todos te están viendo y disfrutand­o de lo que estás haciendo”.

Ambas quieren ser doctoras. Desde antes del accidente ya lo tenían pensado, pero aquellos días difíciles en el hospital resultaron definitivo­s. Así es como termina esta historia, o acaso empieza, pero con nuevos sueños por cumplir.

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FOTO: ÉRIK ESTRELLA
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La entrenador­a Ofelia Pedrero ha sido parte fundamenta­l en su regreso a las albercas.
 ??  ?? Ambas deportista­s han logrado forjar una amistad dentro y fuera de la alberca.
Ambas deportista­s han logrado forjar una amistad dentro y fuera de la alberca.
 ??  ?? La alberca olímpica Francisco Márquez es como su segunda casa.
La alberca olímpica Francisco Márquez es como su segunda casa.
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 ??  ?? La sincronía que tienen en sus movimiento­s es digna de admirar.
La sincronía que tienen en sus movimiento­s es digna de admirar.
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Ariadna y Gabriela participan en la categoría de dueto.

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