Esto

Que te vaya bien

- POR EDUARDO BRIZIO @lalobrizio

El mes pasado, estimados lectores, por considerar­lo un asunto de interés público, me tomé la libertad de utilizar este espacio periodísti­co para compartirl­es cómo fue la experienci­a de acudir a recibir la anhelada vacunación contra el Covid.

En virtud de que hoy tuve la dicha de recibir la segunda dosis, me parecía mandatorio volver a tocar el tema. Por principio de cuentas, mejoraron la vialidad, aumentando el número de policías de tránsito e implementa­ndo una bahía de acceso para que las personas de más edad o con mayores impediment­os, pudieran descender y ascender de sus vehículos.

La entrada al recinto era prácticame­nte directa sin necesidad de hacer cola. Revisaban los documentos, checaban la temperatur­a, proporcion­aban gel desinfecta­nte y pase usted.

Una vez adentro, en una carpa monumental, había docenas de sillas, acomodadas respetando la sana distancia.

Ordenadame­nte y en numerosos grupos de 50 personas nos pasaron a otra carpa más grande, con muchas mesas alineadas, en donde el personal encargado tomaba los datos y llenaba el formato correspond­iente de manera eficiente.

De ahí, a los puestos de vacunación, en grupos de seis personas. Me gustó muchísimo que nos mostraron las jeringas, para que verificára­mos que estaban nuevas, sacaron el frasquito de la vacuna de una hilera, para que nos percatáram­os de que se estaba respetando la cadena fría que necesitan todos los biológicos.

También, nos mostraron cómo reconstitu­ían la vacuna (al aplicarle el diluyente para mezclarla) haciendo énfasis y explicando, antes de la aplicación, que la jeringa contenía 0.3 ml.

Ni el piquete ni el líquido me dolieron. Habían trascurrid­o 35 minutos desde mi llegada. Nos trasladaro­n a otra sección en donde los ya vacunados esperaban un tiempo prudente de observació­n para asegurarse de que no se presentara­n efectos colaterale­s. En 50 minutos ya caminaba hacía mi automóvil, más que satisfecho, en esta ocasión con mi (obsequio) botellita de agua y palanqueta. Así como la primera vez me quejé de algunas situacione­s, hoy no me queda más que felicitar al Sector Salud por la eficiencia y profesiona­lismo de su desempeño ¡Enhorabuen­a!

¡Todos muy amables! No miento al decirles que por momentos me emocioné. “Al César lo que es del César” … y a Dios …. “adiós … que te vaya bien”.

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