Reencuentro pampero
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Sus enormes ocho patas, los casi 10 metros de altura y el concepto gótico vuelven a aparecer a la vista del mundo y en otra fiesta universal de mayor magnitud. Era 2011, en el Barrio de La Boca, cuando en plena Copa América de Argentina la observé por primera vez, inmediatamente captó la mirada de los presentes y la de un servidor, su imagen es para contemplarla por un buen tiempo, debido a la grandeza, color y mensaje que busca transmitir el artista y autor Louise Bourgeois.
En ese año, México participaba en esa Copa con una Sub-23 que era dirigida por Luis Fernando Tena y las cosas terminaron mal, no para los que andábamos por allá como en el caso de José Ángel Parra y Ramón Romero, quienes acudieron por otra casa editorial, sino para los seleccionados que dieron malos resultados en la cancha, pero que en el tema de faldas fueron goleados y hasta suspendidos; La Bombonera no recibió ningún juego, pero Caminito y el Barrio de La Boca eran paradas infaltables en Buenos Aires. Y ahí, la Araña de nombre Mamá era resguardada por la imagen de Maradona, un tango, las románticas canciones de Carlos Gardel y el gélido invierno de julio en Argentina. Su grandeza inmediatamente llamó la atención y al leer un poco de ella se sabe que Bourgeois buscaba homenajear a su madre, misma que era tejedora y que actuaba con el mensaje de la duplicidad en la naturaleza de maternidad, según él, la madre es protectora y depredadora, pues cuida a sus huevecillos, pero también puede comérselos.
Sus ocho patas en forma de arcos góticos, los 18 huevos en su abdomen y el color de un negro mate, provocan pavor, pero al mismo tiempo admiración en su magnitud al tratarse de un concepto gótico que entre la música y la literatura agradan a un servidor. Años después visitó el Palacio de las Bellas Artes, la volví a ver, la gente capitalina la disfrutó y los que padecen de aracnofobia no la podían ni observar. La araña recorre el mundo y ahora en Qatar 2022 vuelve a hacer su presentación en pleno Centro de Medios Internacional, el reencuentro se torna emotivo, pues Argentina 2011 significó la primera cobertura internacional de un servidor y ahora Qatar 2022 es el presente, una coincidencia o destino.