¿Qué es peor?
Una vez que se concrete el adiós de Gerardo Martino (promesa que deberá cumplirse tras la participación mexicana en Qatar 2022), habrá que retomar todas las cosas que México dejó de hacer en el terreno deportivo para recuperar nivel competitivo, hambre de gol y esperanza de evolución en Mundiales, sobre todo ahora que está presupuestado disputar el certamen en nuestro país (conjuntamente con Estados Unidos y Canadá), en 2026.
Para ello, y aunque existan resistencias al respecto, habrá que seleccionar a un técnico mexicano, con conocimiento pleno de nuestro balompié, que comprometa a los dirigentes sobre la necesidad de retomar la relación con Conmebol (tanto a nivel de clubes como de selecciones), así como establecer un tope a los equipos, para que no invadan de foráneos nuestra liga, porque ese es otro de los problemas que han derivado en la pobre exhibición de nuestro futbol en territorio qatarí.
El tema de requerir a un estratega mexicano va de la mano con la pertenencia. No es xenofobia. Lo mismo sucede con el exagerado volumen de futbolistas procedentes del exterior. Si la idea es que ayuden a la alta competencia, primero cuida la calidad y tampoco exageres en el volumen, porque eso golpea tu cantera. El tema está a la vista, máxime con los delanteros... ¡No hay!
Si ahondamos en el tema del técnico, aunque Gerardo Martino nos dé su palabra de lo contrario, la verdad es que siempre existirán suspicacias sobre la toma de decisiones. Nadie entiende por qué dejó en casa al Chaquito; tampoco es comprensible por qué se aferró a Funes Mori, si después no le da minutos, principalmente en el juego clave ante Argentina; resulta increíble que se aferre a Raúl, cuando venía de dos meses y medio sin jugar; y, peor aún, es inexplicable que utilice al mismo tiempo a dos veteranos, como HH y Guardado, para que le "compitan" a una selección de renombre.
Lo peor es que todo esto estaba presupuestado: el empate con Polonia, la derrota con Argentina y el triunfo frente a Arabia. Si se concreta éste, y clasifica tendrá que medirse con los franceses, como también se pensaba, para otra derrota, con su consabida goleada. Por eso, no falta quiénes ahora cuestionan, con sobrada razón, ¿qué es peor, el discreto adiós o el tiro contra el campeón?