El calor del latino
¿Qué sería de una Copa del Mundo sin el pueblo latinoamericano? Nuestros países siempre han estado en subdesarrollo, las monedas han sido devaluadas, corrupción es el sinónimo de estas tierras latinoamericanas, dictaduras, conflictos y dos lenguas que no pueden faltar desde la frontera del norte de Tijuana hasta Tierra de Fuego; por ende y en un mundo globalizado, los latinos asisten como es una costumbre a la Copa del Mundo.
Hacen todo tipo de sacrificio para llegar al Mundial sin importar dónde sea. En el nuevo milenio, Corea, Japón, Alemania, Sudáfrica, Brasil, Rusia y ahora Qatar han sido los destinos de los pueblos latinos: uruguayos, argentinos, brasileños, mexicanos, ecuatorianos y ticos hicieron de todo para acudir a Doha en busca de presenciar el torneo.
Ríos de latinos se pueden ver en el metro o estadios, éstos se pintan solos para dar color a este Mundial; su estilo, fiesta y camaradería se distingue a metros y no hay quién los pare. Es cierto que Brasil, Argentina y México cuentan con el mayor número de aficionados por estas tierras, por ende, la fiesta y color está asegurado.
Los qataríes como buenos anfitriones tratan de entenderlos y los acogen siempre cordiales y con una buena sonrisa, algunos entran a su fiesta. Aquí no importa la inflación o la devaluación, ellos hacen el esfuerzo para estar de cerca y vivir la Copa del Mundo.
El latino se apoya mutuamente, posiblemente las pocas diferencias son entre brasileños y argentinos, pues además de compartir fronteras de futbol vive el clásico regional más pasional. No obstante, aquí todos juntos son solo una voz, el eco de una raza que ha sido condicionada bajo el yugo de sus gobernantes, pero en el futbol han llegado a tener las máximas glorias universales de todos los tiempos: Pelé y Maradona.
Veinte años han pasado desde la última Copa del Mundo que ganó un equipo latinoamericano, siendo Brasil el último en Corea-japón 2002, y tal parece que llegan a romper esa sequía en Doha.
Si bien, la representación de Concacaf se cocina aparte, pues son más las desilusiones que el orgullo. Sudamérica da para creer en ellos por lo visto con Argentina, Brasil y hasta Ecuador. Los pueblos latinos no fallan.