Los misterios del Draft
PASADORES COMO BRADY WILSON Y MAHOMES HAN DESAFIADO LA LÓGICA DE LAS ESTADÍSTICAS
Lejos de ser una ciencia exacta, donde abundan las estadísticas y los reportes previos, el esperado Draft de la NFL suele desafiar los pronósticos de los cazatalentos. A lo largo de la historia, jugadores que en un principio tenían pocos reflectores terminaron por convertirse en figuras. También abunda la lista de aquellos que estaban destinados a ser leyendas bajo los reflectores de una primera selección pero quedaron en nada.
Entre el mar de números que arroja el Combine, ese evento en el que se busca al más alto, al más rápido y al más fuerte, se unen los análisis de los prestigiosos cazadores de talento, aquellos hombres que recorren varias ciudades iluminados por su misticismo, encomendados a buscar a la próxima gran figura del futbol americano profesional.
Luego pasa que el destino se tuerce y lo que parecía no es, y la decepción es grande, o por el contrario, lo que parecía no tener nada de pronto lo tiene todo, en una especie de milagro inexplicable. Ante el riesgo de caer en la trampa que supone el primer escenario, las franquicias ponen en juego el futuro con la esperanza de encontrar al jugador capaz de cambiar para siempre su suerte.
Pocas cosas resultan tan adictivas como mirar el pasado; es decir, los misterios resultados por el tiempo. Es probable que Tom Brady, el mariscal de campo más ganador de la historia, sea el mayor ejemplo de lo inexplicable. De Brady abundan las fotos de su Combine. Parado frente a la cámara, ligeramente encorvado, la cara de adolescente, y el cuerpo propio de un campeón de ajedrez, alejado de los músculos y el abdomen de un jugador de futbol americano. Si Brady no había sorprendido a los ojeadores de talento en su etapa como quarterback de Michigan, tampoco lo había sido su presentación en el Combine, con estadísticas promedio, lejos de lo que una súper estrella exige.
Cuando llegó el Draft del año 2000, el mariscal de campo escuchó el nombre de 198 prospectos antes que el suyo. El número 199 quedaría para siempre ligado a su historia, una cifra que con el tiempo se interpretó de múltiples formas, es decir, casi dos centenares de decisiones erróneas, antes de encontrar al jugador que cambiaría para siempre el juego. “Acaba de tomar la mejor decisión de su vida”, le dijo un joven Tom Brady al dueño de los Patriots Robert Kraft. Las palabras, por aquel entonces, parecían un atrevimiento, aunque con los años resultaron una profecía que derivó en siete anillos de Super Bowl. En aquel draft que inauguró el milenio, seis quarterbacks fueron tomados antes que él, y ninguno pudo levantar el Vince Lombardi.
Aunque no tan notorio como el caso de
Tom Brady, Joe Montana llegó a los 49ers como la selección 82 del draft de 1979. San Francisco dedicó su tercera selección para un mariscal de campo que, sin saberlo, cambiaría para siempre su historia. Montana ganaría cuatro Super Bowls con los gambusinos y sería considerado por años como el más grande de todos los tiempos, hasta la irrupción de Brady.
Conocido como la nueva cara de la NFL, la llegada de Patrick Mahomes a la liga también tuvo su dosis de misterio. Si algún gerente general pudiera viajar en el tiempo, habría elegido al mariscal de campo por sobre todas las cosas. Los únicos que lo hicieron fueron los Chiefs, con la selección número 10, lejos de la decisión que tomaron los Bears de elegir a Mitch Trubisky con la segunda selección global. Russel Wilson, campeón con Seahawks, llegó con la selección 75, detrás de QB como Brandon Weeden y Brock Osweiler.
Entre los grandes misterios del Draft también está el del mariscal de campo Brock Purdy, conocido como Mr Irrelevant por haber llegado a San Francisco como la última selección del Draft del 2022. Un año antes, los gambusinos habían hipotecado su futuro al elegir a Trey Lance con la tercera selección global, sin saber que las respuestas las encontrarían en el joven quarterback de Iowa St.
Muchos años antes, cuando la liga recién tomaba forma, el Draft también regaló historias fantásticas, como la de Harold Carmichael. El receptor llegó a los Eagles en una séptima ronda, con la selección 161, sin saber que se convertiría en un miembro del Salón de la Fama.
No abundan los casos de las primeras selecciones que han cumplido con su objetivo de cambiar destinos.
Historias como las de Terry Bradshaw, John Elway, Troy Aikman, Peyton Manning se escriben aparte.