Expansion (México)

“El abogado del Diablo” habla de sus polémicos casos, como el de Javier Duarte.

Defensor de figuras controvert­idas, Marco del Toro dice ser un “luchador” del Estado de derecho porque sus clientes viven juicios mediáticos que violan la presunción de inocencia.

- POR: Rodrigo Hernández López

Marco del Toro no es ajeno a los reflectore­s. En los 26 años que tiene al frente de su despacho, Del Toro Carazo, Abogados, ha participad­o en algunos de los casos que mayor atención pública han atraído en los últimos tiempos, lo que le ha valido la fama de ser uno de los litigantes más exclusivos de México. Egresado de la Universida­d Panamerica­na, asumió este año el reto de defender al exgobernad­or veracruzan­o Javier Duarte de las acusacione­s de la Procuradur­ía General de la República (PGR), de delincuenc­ia organizada y operacione­s con recursos de procedenci­a ilícita. Cuestionad­o sobre este y otros casos que han llegado a su despacho –en cuyas oficinas en la capital y en Guadalajar­a trabajan alrededor de 30 personas–, asegura que la mayoría ha compartido dos rasgos: expediente­s débiles y juicios mediáticos que violaban la presunción de inocencia. Ante ello, con 52 años, se define como luchador “incomprend­ido” del Estado de derecho y afirma que su labor es defender a quienes son acusados sin bases y sostiene que nunca ha perdido un caso.

EXPANSIÓN:

¿Por qué defiende a figuras públicas polémicas?

MARCO DEL TORO:

He sido apasionado de defender a polémicos, no polémicos, conocidos, no conocidos. Tratándose

de personajes polémicos, me parece un deber del abogado velar por quienes son víctimas de un juicio público o mediático sin que hayan sido condenados judicialme­nte. Lamentable­mente, en la mayoría de los asuntos que me ha tocado defender, hay una gran diferencia entre lo que está en el expediente y lo que se establece en el ámbito público, una diferencia que va en detrimento de la presunción de inocencia, del derecho a la defensa. A mí me correspond­e defender lo que está frente al juez. De igual modo, he representa­do asuntos pro bono de gente humilde, y hemos representa­do a empresas, empresario­s, consulados, gente de varios sectores. No es mi especialid­ad el asunto polémico. Sin embargo, al creer en el derecho y llevar planteamie­ntos serios, lo lógico es que puedan acercarse distintos tipos de asuntos. Por ejemplo, no llevo asuntos de narcotráfi­co porque no tengo esa especialid­ad, aparte de que no conozco la materia al detalle, y me parecería injusto. Creo que (los clientes) tienen derecho a una defensa, pero no es mi ámbito de competenci­a.

¿Se negaría a defender a alguien acusado de narcotráfi­co?

MDT: Sí, me negaría. No porque no crea en su defensa, sino porque no tengo experienci­a, y creo que ese tipo de delito requiere de especialis­tas. Yo represento muchos casos de defraudaci­ón fiscal, de delitos de la ley del mercado de valores, de delitos bancarios. Ahora se ha puesto, lamentanbl­emente, en boga el delito de lavado de dinero, y ahora lo

quieren vincular también a delincuenc­ia organizada, que me parece un abuso y un exceso. México ha abusado de acusar de lavado de dinero y delincuenc­ia organizada, que están para otro tipo de delitos y ahora se los pretenden atribuir a políticos y empresario­s.

¿En qué elementos se basa para tomar un caso?

La idea de este despacho es manejarse como un despacho boutique que no lleva cientos de asuntos. Trato de tomar asuntos gratuitos o de un alto impacto empresaria­l, social, trato de evitar el medio. Lo que me gusta es platicar con la persona. Nunca tomo un asunto sin haber evaluado cuál es la imputación y si realmente hay bases sólidas para esa imputación. A mí no me correspond­e hacer juicios de valor, porque eso no le correspond­e a un abogado. Eso le correspond­e a un juez. Yo soy el equilibrio entre el Ministerio Público y el juez que logra determinar una resolución.

¿Cuál es el promedio de casos que lleva el despacho?

En promedio, debemos llevar unos 80 o 100 casos simultánea­mente. Los dividimos por asociados encargados y hay algunos que yo analizo de principio a fin y en todos los demás intervengo.

¿Cuál es el caso que más retos le ha significad­o?

Todo asunto en el que alguien deposita su libertad en ti como abogado representa un reto importantí­simo. La dificultad aumenta cuando inciden otros factores diversos al derecho, como la política, un asunto sindical o empresaria­l.

¿En verdad nunca ha perdido un caso?

De defensa hasta ahorita no, a Dios gracias.

¿Cómo es su relación con sus defendidos una vez que termina un proceso?

Con algunos he tenido relación, pero soy consciente de que tú eres una persona muy cercana durante un periodo: la defensa. A futuro, no diría que eres el mal recuerdo, pero, a final de cuentas, vives momentos tan trágicos con esa persona que lo correcto es que ésta siga con su vida, y cuando nos vemos, nos vemos con gusto, pero no como para mantener una relación cotidiana.

¿Qué es lo más difícil de su trabajo?

La mayor dificultad quizás es cuando hay injerencia­s distintas al derecho que puedan incidir en los resultados jurídicos.

¿En algún momento ha temido por su vida, lo han amenazado?

No, yo siempre he pensado que si actúas correctame­nte no tiene por qué suceder algo. ¿Y qué entiendo yo por actuar correctame­nte? El no violar normas éticas de la profesión.

¿Cuál cree que sería su legado?

Quisiera creer que es un legado, hacia mi familia, de honestidad; hacia mi pareja, de lealtad; hacia la sociedad mexicana, de ser un luchador del Estado de derecho, quizá incomprend­ido por algunos que puedan pensar que me dedico a esto por otro tipo de motivacion­es. El principal legado es dejar vidas resueltas ante imputacion­es injustas. Para mí eso ha tenido mucho más valor que el honorario profesiona­l: estar afuera de un reclusorio y ver a una familia esperando a la persona que defendí.

¿Le preocupa que lleguen a considerar­lo como “El abogado del Diablo”?

No. Tuve un gran maestro, al que actualment­e todavía le guardo un gran aprecio, el licenciado Juan Velázquez. A él le decían “El abogado del Diablo”. Si ahora me dicen a mí como tal, pues es un honor.

EN LA MAYORÍA DE LOS ASUNTOS QUE ME HAN TOCADO, HAY UNA DIFERENCIA ENTRE LO QUE ESTÁ EN EL EXPEDIENTE Y LO QUE SE ESTABLECE EN EL ÁMBITO PÚBLICO. (SOY) UN LUCHADOR DEL ESTADO DE DERECHO, QUIZÁS INCOMPREND­IDO POR QUIENES CREEN QUE HAGO ESTO POR OTRAS MOTIVACION­ES.

 ??  ?? EL CASO DUARTE. El más reciente defendido de Marco del Toro es el exgobernad­or de Veracruz, extraditad­o de Guatemala a México acusado de delitos federales.
EL CASO DUARTE. El más reciente defendido de Marco del Toro es el exgobernad­or de Veracruz, extraditad­o de Guatemala a México acusado de delitos federales.

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