AUTOS CHINOS, SEGUNDA PARTE
Tras el fracaso de FAW, las empresas JAC y BAIC llegan al país con modelos de bajo costo y una pequeña producción local.
Elías Masri fue de los primeros empresarios mexicanos en ver una oportunidad de negocio en China en el sector automotriz. En 2006, compró junto a otros socios parte del terreno en donde estaba la planta de camiones de Dina, en Ciudad Sahagún, Hidalgo, y fundó Giant Motors. Ese año, empezó a ensamblar y a distribuir camiones de FAW, la mayor empresa estatal automotriz del país asiático. Tras 10 años alcanzó las 10,000 unidades vendidas. El armado local fue un éxito, no así el resultado que obtuvo FAW en la comercialización de sus vehículos. Cuando trató de expandirse con los autos, puestos a la venta en las tiendas Elektra, todos eran importados. “Se mandaban del puerto a las tiendas, donde no había infraestructura para soportar toda la operación de posventa, como los servicios y las reparaciones”, dice Masri. Por ello, los autos FAW fracasaron en México y dejaron de venderse. Masri era consciente de esa lección cuando decidió probar suerte con vehículos chinos. “Buscamos alguna marca de ese país interesada en entrar al mercado mexicano, pero con ensamble local”, dice Masri, actual director general y presidente del consejo de Giant Motors, donde Grupo Inbursa, de la familia Slim, también tiene participación. JAC, una automotriz china que produce un millón de vehículos al año, fue la que levantó la mano. Así, Giant Motors habilitó una línea en su planta para dos modelos de JAC, el SEI 2 y el SEI 3, en marzo. Seis meses antes de la llegada de JAC, otra automotriz china también había anunciado su llegada al mercado mexicano: BAIC, que planteó una estrategia de negocio similar. Las dos pretenden vender 1,000 unidades en su primer año. Ambas ofrecen vehículos de bajo costo destinados a un público joven, explica Rafael López, socio director de Asia Business Consulting. Y para hacer más eficiente la distribución, eligen socios locales que se encarguen del ensamble final de los autos. JAC, por ejemplo, tiene a Giant Motors, mientras que BAIC trabaja con la también mexicana AT Motors. Esta última tiene su nave en el municipio de Puente Nacional, a hora y media del puerto de Veracruz. Allí, cada mes recibe 100 contenedores, cada uno con seis vehículos. En ellos viene el chasis con el tablero preensamblado y con los demás componentes por separado, como las llantas, los faros, las bolsas de aire, el motor y el parabrisas. Luego, en una línea de montaje, 60 operadores los integran, explica Bernardo García, director general de AT Motors. Este sistema de fabricación hace más eficiente la distribución en nuevos países, sin necesidad de trasladar toda la producción, comentan los expertos consultados. El interés de las automotrices chinas por México obedece a un exceso de inventarios, asegura Enrique Dussel, académico de la UNAM y director del Centro de Estudios ChinaMéxico. “Están explorando nuevos horizontes ante la saturación que viven en su mercado interno”.