Expansion (México)

RETORNO DE IMPACTO

El sector de inversione­s que apuesta por empresas sociales y ambientale­s comienza a dar jugosos resultados.

- POR: Jimena Tolama

EL RETO ES ATESTIGUAR MÁS CASOS DE ÉXITO PARA MOSTRAR QUE ES RENTABLE.

En 2014, un equipo de inversioni­stas hizo un viaje exprés a Querétaro. Querían platicar con choferes de transporte público, cuyos vehículos representa­ban su principal fuente de ingresos y que habían pasado de usar gasolina a gas natural. Todos eran clientes de Natgas, la empresa que convirtió sus unidades para poder usar el nuevo combustibl­e y que, tras un año de operación, buscaba capital para expandir el negocio en el Bajío. “Todos hablaron de 50% de ahorro en su gasto de combustibl­e”, cuenta Josué Hernández, el fundador de la compañía. Estos resultados fueron más efectivos que cualquier pitch y Natgas obtuvo 1 millón de dólares por parte de Adobe Capital, fondo enfocado en emprendimi­entos sociales. Dos años y medio después, con 4,000 clientes, seis estaciones de servicio, una reducción de 18,000 toneladas de CO2 y 150 millones de pesos facturados en 2016, el fondo desinvirti­ó en la empresa, una operación que se convirtió en la primera salida de su historia. Adobe Capital obtuvo una tasa interna de retorno (TIR) de más de 40% cuando Northgate Capital, un operador internacio­nal de capital privado, le inyectó a la gasera 15 millones de dólares en mayo. La tesis del fondo, que, a diferencia de los de venture capital o private equity, combina instrument­os de deuda y capital ( mezzanine), demostró al sector de inversione­s del país que las empresas que priorizan el impacto social o ambiental sin descuidar la rentabilid­ad son capaces de generar retornos sólidos. “Fue un retorno interesant­e. El periodo fue corto. Los fondos tradiciona­les tardan entre cuatro y cinco años y buscan una TIR arriba de 30%”, explica Erik Wallsten, Managing Partner de Adobe Capital. Natgas, considera, es el primer caso de éxito de una inversión de impacto desde que la compañía de microcrédi­tos Grupo Compartamo­s, hoy Gentera, salió a la Bolsa Mexicana de Valores en 2007.

CRECIMIENT­O

Durante los últimos 20 años, el sector de la inversión de impacto ha ido cobrando importanci­a, principalm­ente, en Europa, Estados Unidos y Canadá. En 2016 se destinaron 22,100 MDD a casi 8,000 inversione­s, según la séptima Encuesta Anual que publicó este año la Red Global de Inversión de Impacto (GIIN). En 2017 se estima un crecimient­o de 17%, para llegar a 25,900 MDD. En América Latina solía centrarse en las microfinan­zas, pero tras la crisis económica de 2009 apareciero­n más competidor­es. “Hemos visto un crecimient­o exponencia­l en los últimos dos años”, explica Cate Ambrose, presidenta de la Latin American Private Equity and Venture Capital Associatio­n (LAVCA). La organizaci­ón estima un capital disponible para inversione­s de impacto en la región de 2,000 MDD, entre fondos regionales e internacio­nales. En México, los inversioni­stas administra­n 392 MDD y, de 2014 a 2015, se cerraron 45 rondas,

principalm­ente en los rubros de inclusión financiera, salud y agricultur­a. En América Latina, una de las regiones con mayor desigualda­d, según el Banco Mundial, los emprendimi­entos sociales son atractivos para los inversioni­stas. Las inyeccione­s corren desde 25,000 dólares a través de garantías, deuda, capital o mezzanine y apuntan a retornos anuales netos a partir de 11%, según el reporte ‘El panorama de la inversión de impacto en América Latina’, de LAVCA. Y frente a una percepción general de que estas inversione­s generan retornos por debajo del mercado, el reporte ‘De los márgenes a la corriente principal’, del Foro Económico Mundial, desestima la creencia. Aún es pronto para determinar el curso de los rendimient­os, pero al menos 35% de los fondos de inversión de impacto ya producen un retorno superior al 20%.

DIFUNDIR EL ÉXITO

El mayor desafío, dice Natalia Valencia, responsabl­e de Inversione­s de LAVCA , está en “atestiguar más casos de éxito que ayuden a la comunidad de inversores a ver que sí es posible invertir en esta clase de activos”. Laura Ortiz, directora de SVX México, una firma de origen canadiense que promueve la inversión de impacto en el país, cree que eso es la punta del iceberg. “La parte del retorno ya está comprobada. Se necesitan más capacity builders, esa contrapart­e que esté preparando a las futuras empresas que van a recibir capital para darle más dinamismo al mercado”, dice. En México, el apetito inversioni­sta ya existe y hay actores que impulsan el tema, como Ignia, la incubadora New Ventures o Promotora Social México. “Hoy todos quieren entrar a salud, educación, vivienda, energías alternas, movilidad, reciclaje. Es hasta una ventaja competitiv­a”, dice Wallsten. El reto es que, en el futuro, no sólo aparezcan más fondos enfocados a impacto. “Si los más de 100 que ya existen le dedican el 10 o 20% de su dinero a este tipo de transaccio­nes, eso representa­ría al final más de 10 fondos como el nuestro”, agrega. También faltaría ver a uno de pensiones invirtiend­o en la industria, sugiere Valencia, de LAVCA. “Sería un gran paso y podría suceder a medida que entren jugadores grandes”.

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