Alianzas imposibles, dónde quedan las ideologías.
Los aspirantes a la Presidencia juegan sus cartas para obtener el voto de los mexicanos el próximo 1 de julio. Ya hemos visto de todo, menos, ideologías claras.
El día que el PRI decidió apostar por un candidato que no era militante, cuando Encuentro Social se unió a la coalición de PT y Morena o el PRD y Movimiento Ciudadano abanderaron a un panista para la Presidencia de la República, se conformaron uniones donde se dejaron de lado las ideologías. Lo cerrado de la contienda y el descrédito de los partidos provocaron que las alianzas electorales ya no se den por posturas ideológicas, sino por el número de votos que pueden aportar un partido o candidato para ganar la elección, considera el politólogo Alejandro Ramírez Elizarrarás, quien dice: “(Hay) un desdibujamiento de la doctrina y postulados de los partidos”. En esta elección, Andrés Manuel López Obrador va de la mano del PES, un partido conservador. Por su parte, el PRI optó por un no priista para abanderarlo, José Antonio Meade. Con Ricado Anaya, se unieron partidos de ideologías contrarias para postularlo; mientras que los independientes, como Margarita Zavala y Jaime Rodríguez Calderón ‘El Bronco’, tienen su origen en otros partidos: el PAN y el PRI. “No estamos viviendo una época donde la lucha por el poder se defina por ideologías claras”, afirma el exconsejero electoral del INE Arturo Sánchez, quien califica la boleta presidencial en 2018 como una "curiosa” combinación de partidos. Para el analista Eduardo Huchim, hay una pérdida de la identidad porque ya no se sabe, bien a bien, cuál es la tendencia de cada uno. “Sólo hay un candidato que puede catalogarse como de centroizquierda, todos los demás son de la derecha".