LA BASURA, ESA FUENTE INAGOTABLE DE ENERGIA
Veolia construirá una planta de 11,500 millones de pesos para darle electricidad, a partir de la basura, al metro. Con soluciones como ésta, la firma francesa quiere multiplicar su presencia en México.
Cuando el gobierno de la Ciudad de México comenzó a idear proyectos para aprovechar los residuos urbanos, Antoine Frérot, presidente y director general de Veolia, supo que a su compañía se le presentaba una buena oportunidad, pues la especialidad de la firma francesa es la gestión de los desechos, del agua y la energía. Por ello, el directivo se puso manos a la obra para acudir a la licitación de la capital mexicana, que, finalmente, había optado por construir una planta de termovalorización, que produce energía a partir de la basura. Será la primera de su tipo en América Latina y una de las más grandes a nivel mundial. “Buscamos a nuestros socios para poder diseñar el proyecto, y por medio de este consorcio –con su subsidiaria en el país, Proactiva Medio Ambiente México– fue que movilizamos la experiencia para hacer que nuestra oferta fuera la mejor”, cuenta Frérot. Esas dos firmas concursaron contra otras dos por la concesión, a 30 años, para el diseño, construcción, puesta en marcha, operación y mantenimiento de la planta. El 18 de abril de 2017, el gobierno de la Ciudad de México adjudicó el contrato a Veolia. Fue la empresa que cumplió con los requisitos técnicos y de experiencia, pues la compañía opera 63 plantas alrededor del mundo equipadas con diferentes tecnologías para el tratamiento de residuos. Además, “tiene presencia en México desde hace 25 años. Trabajamos en 40 ciudades y atendemos a más de 13 millones de habitantes. Conocemos el país y el país nos conoce”, destaca Frérot.
EL PROYECTO
En 1985, después de que un terremoto de 8.1 grados grados derrumbó más de 1,000 edificios en la Ciudad de México y causó cientos de muertos, el terreno conocido como Bordo Poniente fue autorizado para el depósito de escombros. Siete años más tarde, se estableció allí el relleno sanitario más grande de América Latina. Pero, con una generación de residuos sólidos de alrededor de 13,000 toneladas al día en la ciudad –1.6 kilos diarios por habitante–, el Bordo Poniente llegó a su máxima capacidad, de 70 millones de toneladas y, en 2011, fue clausurado. La cantidad de basura producida en la ciudad hace inviable seguir enviándola a rellenos sanitarios, tanto por el lado económico como por el ambiental. Ahora, ese Bordo volverá a abrir sus puertas en 2020, pero, esta vez, con una planta allí instalada, que quemará los desechos inorgánicos no reciclables y generará energía con ellos. La fábrica tendrá un costo de 11,527 millones de pesos y podrá procesar 4,500 toneladas diarias de residuos, un tercio de la basura producida en la ciudad. La energía que genere irá a parar al metro, que consume 965,000 megawatts-hora al año, por un costo de 1,973 MDP anuales, el 10% de todos los gastos operativos del Sistema de Transporte Colectivo (STC). Además, Federico Casares, director de Desarrollo de Negocios y Relaciones Institucionales de Veolia México, señala que a la ciudad le cuesta alrededor de 2,000 MDP el envío y pago a los rellenos sanitarios privados que reciben la basura. Por tanto, el gasto total entre la electricidad y el envío de la basura es de alrededor de 4,000 MDP. Veolia va a cobrar 2,687 MDP por ambos servicios. Sin embargo, la termovalorización tiene detractores, como las ONG Greenpeace y Fronteras Comunes. Marisa Jacott, directora de esta última asociación, asegura que la iniciativa frena el ideal de ‘basura cero’, pues para su funcionamiento se requiere alimentarla masivamente con desechos. Con todo, estas voces son minoritarias, y otros expertos, como Luis Tovar, del Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo, del Instituto Politécnico Nacional ve en la planta una solución para los desechos inorgánicos no reciclables que ahora se envían a los rellenos sanitarios, y que producen emisiones contaminantes. Las plantas de termovalorización no son una solución nueva, pues existen desde hace más de 25 años en países de Europa, Asia y Norteamérica. Veolia implementó su primera instalación de este tipo en Francia a principios de los años 90. Para convertirse en la mejor solución para los residuos de una ciudad, se deben cumplir algunos criterios: manejar grandes volúmenes de desechos y contar con un espacio amplio para su construcción. Por estas razones, la planta de termovalorización también puede aplicar muy bien en ciudades como Monterrey y Guadalajara, opina Thomas Renard, director general de Veolia México. Esto representa una gran oportunidad para la firma de cara al futuro. “Hemos tenido muchas visitas de otras
VEOLIA CONSTRUYE LA PRIMERA PLANTA DE TERMOVALORIZACIÓN DE LA REGIÓN, Y LOGRÓ LA PRIMERA FÁBRICA DE ‘CERO AGUA’.
ciudades de México y de la región, como Buenos Aires, San José, Santiago, que tienen la misma problemática y que requieren una solución. Nos han pedido información para replicar esta alternativa en otras partes de América Latina”, asegura el directivo.
MÁS ALLÁ DE LA TERMOVALORIZACIÓN
En el programa de Gestión Integral de los Residuos Sólidos para la Ciudad de México 2016-2020, la Secretaría de Medio Ambiente también se planteó la construcción de una planta para el aprovechamiento de la basura orgánica. Se trata de un ‘biodigestor anaerobio’ con una capacidad de 1,000 toneladas por día, que actualmente está en proceso de licitación, y donde V eolia también ve una oportunidad. Si latermov olalo riza cióntra talos desechos inorgánicos, ésta se ocuparía de los orgánicos, des componiéndolos para producir gas meta no. “La idea es continuar creciendo. Por ejemplo, Querétaro tiene una planta donde aprovechan el biogás, y la energía generada se destina al alumbrado público de la ciudad. Ése es un ejemplo que queremos seguir replicando en México”, dice Frérot. Con la apertura del sector energético a la inversión privada, derivada de la reforma de 2013, las oportunidades de negocio de Veolia en temas de energía se incrementaron, añade el directivo. Pero para entrar de lleno al abastecimiento del mercado eléctrico, “la firma deberá cumplir con la ley de transición energética”, dice Ramsés Pech, analista de la industria energética de la consultora Caraiva y Asociados. “Al ser sólo generadora, no puede comercializar en forma directa, por lo que tiene que vender a una comercializadora dada de alta ante la Comisión Reguladora de Energía y el Centro Nacional de Control de Energía”. Los planes de Veolia también van más allá de la energía. En México y en el mundo, la firma tiene proyectos de gestión del agua. En la capital de Aguascalientes, Veolia trabaja en todo el ciclo, desde la
potabilización, distribución, facturación, recolección y tratamiento. En 1993, cuando comenzó el contrato en esa ciudad, la cobertura de agua potable en el municipio era de 65%. Hoy se ubica en 99.5%. Ahora quiere replicar este modelo. “Podemos estar en servicio integral, como en Aguascalientes, o podemos estar sólo operando en una parte del ciclo, ya sea con una planta de agua potable o de aguas residuales, o únicamente en la parte comercial, en el cobro, la facturación y la toma de medidas”, señala Renard. En México, Veolia opera servicios de agua en 20 ciudades, atendiendo a más de cinco millones de personas. Veolia también ofrece soluciones para el sector privado. Es el caso de Nestlé, que en octubre de 2014 inauguró la primera planta ‘Cero agua’ del mundo, en Lagos de Moreno, Jalisco. Esa compañía invirtió más de 200 millones de pesos en la tecnología que desarrolló junto con Veolia, y que permite recuperar el agua de la leche, mediante la evaporación, para reutilizarla en los procesos que antes utilizaban agua, como las torres de refrigeración. Con ello, la empresa deja de utilizar 1.6 millones de litros de agua diarios extraídos del sistema de aguas del municipio.
“EN MÉXICO, ATENDEMOS A 13 MILLONES DE HABITANTES. CONOCEMOS EL PAÍS Y EL PAÍS NOS CONOCE”.
CUANDO EL FUTURO NOS ALCANCE
Como Veolia, otras empresas y gobiernos trabajan para que el escenario apocalíptico que se retrata en algunas películas –donde el uso excesivo de los recursos, como agua y energía, lleva a la humanidad a innumerables guerras en un ambiente con una contaminación desmedida– no se convierta en realidad. “Desde hace ya una década, la sostenibilidad es un paradigma que ha experimentado cambios importantes: pasó de estar vinculada exclusivamente a los aspectos ambientales y de responsabilidad social corporativa para convertirse en un fenómeno enriquecido por factores internos y externos que pueden comprometer la supervivencia de las organizaciones en el largo plazo”, asegura Jesús González, socio líder de Asesoría en Sostenibilidad de KPMG en México. Ante la importancia de estas prácticas, cada vez más empresas las llevan a cabo. En México, el 47% de las firmas emitieron un reporte de sustentabilidad en 2017, 14 puntos más que en 2016, según una encuesta de KPMG a 143 altos directivos de empresas. Y la sustentabilidad es precisamente el negocio de Veolia. Ahora, la firma se ha dado a la tarea de inventar recursos alternativos cuando la escasez acecha, como la desalación de agua de mar, las plantas de ‘cero agua’ y el tratamiento de las aguas negras, industriales y municipales para reciclarlas y aprovecharlas lo más posible. Además, en energía, sus esfuerzos se enfocan en buscar las renovables del futuro, de nuevas fuentes que no sean como la eólica y la solar, que dependen de la intensidad del viento y del sol para su generación. “Eficiencia y energías renovables no intermitentes son los principales retos del sector energético para reducir, significativamente, las emisiones de gases contaminantes. Las energías que no son intermitentes son nuestra prioridad, por eso buscamos soluciones para aprovechar la biomasa, los residuos orgánicos y los no reciclables”, afirma Frérot. La nueva planta de México, destaca, es un nuevo paso hacia este futuro.