DIRECTOR GENERAL DE INTEGRALIA CONSULTORES
México tiene instituciones fuertes, pero políticos oportunistas capaces de minar la solidez de cualquier institución. A pesar de que tenemos una legislación electoral con muchas deficiencias, el problema no son las instituciones, sino la falta de un compromiso de los partidos y candidatos con la legalidad. Hubo dos “peores escenarios” pasadas las elecciones: a) que se desconociera el resultado y hubiera un conflicto poselectoral, que, al parecer, quedó librado; y b) que el nuevo gobierno sea dañino para el crecimiento, el combate a la pobreza y la corrupción. Con el triunfo de AMLO con un amplio margen, hubo “final feliz” e, incluso, júbilo en segmentos de la población. La elección ha sido calificada de democrática, a pesar de los conflictos de las campañas y el clima de polarización que se ha gestado. Respecto de los riesgos de gobernanza y de política pública del nuevo gobierno, requerimos hacer un mucho mayor análisis, observar la constitución de su gabinete, y los mecanismos para la implementación de sus políticas y propuestas, y su relación con las instituciones.