SUCESIÓN EN PERNOD RICARD
El plan de sucesión en la empresa Pernod Ricard se aceleró tras la muerte de su presidente. La situación demandó respuestas inmediatas.
“Espero, algún día, poder estar orgulloso de que todo haya continuado sin mí”: Patrick Ricard.
La sucesión, más que como un momento, hay que verla como un proceso. Ricardo Aparicio, director del Centro de Investigación para Familias de Empresarios|bbva Bancomer, del IPADE.
terminó con la vida de Patrick Ricard. Ocurrió el viernes 17 de agosto de 2012. El empresario francés y presidente del grupo de bebidas alcohólicas Pernod Ricard descansaba en su Isla de Bendor, en Francia, cuando sufrió un ataque al corazón. Lo siguiente fueron reacciones inmediatas: su familia lo trasladó al hospital de Sainte-anne de Tolón, los médicos declararon su muerte, la compañía salió a informar sobre el fallecimiento inesperado y su rostro fue incluido en las primeras planas de los periódicos del país. Como si fuera un episodio de la serie de televisión Succession –una producción de HBO en la que la familia Roy planea el futuro de su compañía de medios tras la muerte del patriarca–, Pernod Ricard estaba en el ojo del huracán. Las preguntas fuera de la familia se sucedían: ¿Cómo se moverán las piezas? ¿Quién sería el nuevo presidente del consejo de administración de la compañía familiar, que registraba crecimientos de 17% en los países emergentes, 2%, en los maduros, 8% en facturación y 10% en valor de sus 14 marcas estratégicas, entre éstas, el vodka Absolut y el whisky Chivas Regal? Pero ellos ya tenían un plan. Patrick Ricard, a sus 67 años, jugaba un rol más que estratégico. Organizaba y dirigía los trabajos del consejo, rendía cuentas a la junta general, velaba por el buen funcionamiento de los órganos de la compañía y garantizaba que los consejeros estuvieran en condiciones de cumplir sus funciones. Además, logró expandir el grupo a través de adquisiciones y fusiones estratégicas, como el joint venture con la firma Havana Club International en 1993. “Espero, algún día, poder estar orgulloso de que todo haya continuado sin mí”, escribió a su familia el empresario en 2008. Ricardo Aparicio, director del Centro de Investigación para Familias de Empresarios|bbva Bancomer, del IPADE, dice que todos los líderes empresariales, en cierto momento, necesitarán a otras personas para que lleven a la empresa a su siguiente etapa. Por ello, es ideal que se piense en un plan de sucesión.“la sucesión, más que verla como un momento, hay que verla como un proceso”, agrega.
Y en la familia Ricard ya estaba establecido. Doce días después de la muerte, el futuro estaba claro para todos. El 29 de agosto de 2012, el consejo de administración reorganizó el tablero: Danièle Ricard fue nombrada presidenta de dicho consejo, Pierre Pringuet –CEO de la empresa– fue elegido vicepresidente del consejo y Alexandre Ricard, sobrino de Patrick, fue designado como director general delegado. Su nombramiento estaba preparado desde varios meses atrás. Su tío había previsto su retiro a los 68 años, edad límite fijada por los estatutos del grupo, pero su fallecimiento adelantó el proceso. Era el miembro de la familia Ricard más joven en el consejo de administración, tenía 40 años, había desarrollado una carrera en la compañía –su última posición fue general adjunto responsable de la red internacional– y, en febrero de 2015, tomaría las riendas del grupo. Durante más de dos años, trabajó con Pringuet para asumir el puesto de presidente y director general. Diseñaron la estrategia de crecimiento de la empresa, creación de valor, innovación y expansión geográfica. “Cuando me dijeron que sería el sucesor, me preguntaron cuáles serían mis tres prioridades y sólo pude encontrar dos”, recuerda, entre risas, Alexandre Ricard. La primera, la aceleración del aumento de facturación. La segunda, un cambio de mentalidad en el grupo, para que los colaboradores decidieran arriesgarse, explorar y cambiar de rumbo. “Necesitamos tener capacidad de adaptación”, dice. “Los consumidores están cambiando rápidamente y hay que adaptarnos, emprender”. Según Ricard, el elemento más innovador de su gestión es la transición de un modelo de negocio tradicional –basado en tequila, ginebra, whisky y vodka– a estar enfocados en resolver las necesidades de los consumidores y en contar con una amplia oferta que les permita vender el producto adecuado en el mercado correcto. Con esta visión, en 2017 adquirió una participación mayoritaria de la mezcalera mexicana Del Maguey, fundada en 1995 por el artista y empresario Ron Cooper. Y en agosto de este año, compró la plataforma de e-commerce Uvinum, para fortalecer las ventas de vino. Hoy, la compañía tiene 18,500 empleados, cuenta con la distribución más amplia de la industria –liderada por la empresa Diageo–, su portafolio está integrado por más de 30 marcas y, en el último año, registró ingresos por 8,987 millones de euros. “Somos bastante honestos, durante los primeros nueve meses de nuestro año fiscal tuvimos un crecimiento de la línea principal ligeramente superior al 6%, extremadamente positivo en cuanto al volumen de consumo”, detalla el presidente y CEO. En el proceso de sucesión no todo ha sido sencillo, reconoce Ricard. Tomar decisiones que tengan efectos positivos a largo plazo es la tarea más complicada. A pesar de ello, lo asume con responsabilidad y confianza. Eso le ha permitido demostrar que el deseo de su tío se ha cumplido: la empresa ha continuado sin él.