UN CAMINO SIN RETORNO
Hace aproximadamente dos años, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad y Transparencia Mexicana se acercaron a Expansión para proponer la publicación de la edición que ahora tienen en sus manos. La idea era tomar como base nuestro ranking de ‘Las 500 empresas más importantes de México’, y evaluar la calidad y la publicidad de sus políticas de compliance, término anglosajón para referirse al “conjunto de procedimientos y buenas prácticas adoptados por las organizaciones para identificar y clasificar los riesgos operativos y legales a los que se enfrentan, y establecer mecanismos internos de prevención, gestión, control y reacción frente a los mismos”, según The World Compliance Association. Desde el primer momento, nos pareció un proyecto del que debíamos formar parte. En Expansión, llevamos años sacando a la luz casos de corrupción en los que habitualmente están involucradas empresas públicas y privadas, y proponiendo nuevas fórmulas para combatir esta lacra, que le cuesta al país muchos millones de dólares en pérdidas para la economía anualmente. Pero, por primera vez, íbamos a poder mostrar una radiografía precisa sobre la transparencia con la que comunican sus prácticas anticorrupción, y la calidad de las mismas, las principales compañías del país, un factor que, sin duda, las vuelve más firmes o vulnerables frente a ofrecimientos ilícitos. El proceso de análisis no requería ‘a priori’ que las empresas hicieran ningún cambio. No obstante, dos meses antes de la publicación de la primera edición de este ranking, en septiembre del año pasado, dimos a conocer el proyecto públicamente, y abrimos una vía de comunicación con todos los ‘involuntarios’ participantes que se interesaran en el tema, o quisieran conocer cómo estaban posicionados dentro del conjunto de todas las empresas. Una especie de aviso a navegantes, ya que muchas compañías ignoraban el valor (incluso, la conveniencia) de publicar sus códigos de ética, algo que es fundamental para la realización de la evaluación: otra prueba de lo necesario que resultaba este ranking. El panorama que mostramos tras el primer ejercicio resultó bastante desesperanzador. La gran mayoría de las empresas ‘reprobaron’. Muchas ni siquiera obtuvieron un punto sobre 100, por algo tan sencillo como tener una página web y que ésta estuviera traducida al español (este elemento ya no otorga puntos a las empresas en la segunda edición del ranking). Sabíamos que el camino que acabábamos de emprender iba a ser largo, y no tardamos en tener pruebas evidentes de ello. La buena noticia es que, luego de la primera publicación del listado, hubo muchas reacciones (y también algunas justificaciones). Lo relevante fue comenzar a mover la aguja hacia un rumbo nuevo, que si bien no garantiza que las malas prácticas dejen de existir, al menos se trata de un buen punto de partida, además de toda una declaración de intenciones por parte de las empresas. Nos encontramos ya en la segunda edición del ranking al que llamamos ‘500 frente a la corrupción’ (técnicamente, la tercera, ya que incluimos los resultados de un segundo corte de caja realizado en febrero en la edición de ‘Las 500 empresas más importantes de México’, publicada en junio de este año), y podemos hablar de un panorama diferente, aunque estamos lejos de cantar victoria. Pero estamos convencidos de que es posible seguir avanzando. Eso es lo más valioso.