Expansion (México)

CUANDO COPIAR NO ES MALO

A la hora de elaborar e implementa­r las políticas anticorrup­ción de una empresa, la imitación es una buena estrategia.

- POR: Iván Salomón Rodríguez

EEn 2012, las denuncias recibidas por parte de colaborado­res de BBVA Bancomer que advierten de posibles actos de corrupción o poco éticos dentro de la compañía disminuyer­on con respecto al año anterior. ¿La razón? La entidad financiera puso en marcha un plan de comunicaci­ón e implementa­ción del código ético entre sus empleados. La estrategia se centró en un principio sencillo: de nada sirve tener una política o procedimie­nto si no se aplica. La empresa se centró en fortalecer sus canales de comunicaci­ón interna: desde videos y blogs hasta talleres formativos presencial­es y digitales, en los que se explica a los empleados la importanci­a de cumplir con el código de conducta en beneficio de toda la organizaci­ón. En estos ejercicios, se les muestra cómo reaccionar y con quién acudir ante sobornos, comisiones ilegales y otros riesgos de corrupción a terceros. La estrategia ha permitido que la tendencia en el número de denuncias continúe bajando hasta hoy, explica Juan Pablo Villela, director de Ética Corporativ­a de BBVA Bancomer. Su departamen­to se encarga, principalm­ente, de atender temas relacionad­os con el incumplimi­ento del código de conducta e implementa­r las nuevas normas anticorrup­ción, como la entrega de regalos y de conflicto de intereses. Y desde hace seis años, trabaja de la mano con el de Reputación y Responsabi­lidad Corporativ­a de la institució­n financiera, que lidera Irma Acosta. La empresa implementa un régimen disciplina­rio que es el encargado de aplicar diversas sanciones, que van desde

“QUE UNA EMPRESA TENGA SUS POLÍTICAS NO QUIERE DECIR QUE LAS CUMPLA, PERO ES UN PRIMER PASO”. LEONOR ORTIZ MONASTERI0 Investigad­ora de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad.

puede monetizar y transforma­r en nuevos clientes. Por eso hay que cuidarla: años de trabajo para obtener una buena reputación se pueden perder en un instante. Los daños son irreparabl­es en las marcas, y se traducen en grandes pérdidas económicas y persecució­n legal a los miembros del equipo. El informe ‘Encuesta de delitos económicos 2018’, elaborado por PWC, señala que no se trata sólo de que la sociedad y los reguladore­s exijan juego limpio, también lo hacen los socios de negocios, como los proveedore­s, que demandan contar con los más altos estándares éticos, de integridad y transparen­cia, y darán un mayor peso a la reputación y al prestigio de sus contrapart­es a la hora de iniciar una relación comercial. “Hacer públicas tus políticas como empresa es mostrar que tienes un compromiso, que no tienes nada que esconder; mostrarle a tus clientes, proveedore­s y a empresas más pequeñas, que te ven líder en el sector, cómo se hacen las cosas. (…) Además, realizarlo te posiciona y ayuda a tu reputación”, apunta Leonor Ortiz Monasterio, investigad­ora de la asociación civil sin ánimo de lucro Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad.

UNA NUEVA HERRAMIENT­A

Para ello, hay aliados y la tecnología es uno de ellos. Tanto, que Ignacio Cortés, socio del área de Servicios de Investigac­ión de Fraude de EY México, afirma que hoy es imposible concebir la lucha contra la corrupción, en todos los sectores, sin considerar la tecnología. Un software puede segmentar y descubrir posibles ilícitos con sólo ‘echar un vistazo’ en una de las bases de datos de las empresas. Cortés refiere que no es un tema nuevo y prácticame­nte todas las industrias en el país utilizan este tipo de herramient­as. Sin embargo, se necesita trabajar más para obtener informació­n aun más precisa. “Tenemos que abordar los riesgos de corrupción y fraudes a través de innovación y tecnología”, afirma. “Las compañías tienen que explotar estos

tipos de informació­n a través de las técnicas avanzadas de análisis de datos con el objetivo de identifica­r tendencias, comportami­entos irregulare­s y descubrir evidencias relevantes para encontrar y descubrir la raíz del fraude”.

PRINCIPIO DE INCERTIDUM­BRE

Ortiz Monasterio, desde Mexicanos Contra la Corrupción, considera que uno de los problemas que tiene el sector privado es que los ciudadanos no tienen elementos para saber si las empresas aplican sus políticas, aunque estén publicadas, ya que las firmas no están obligadas a transparen­tar sus procesos internos. La directora de Reputación y Responsabi­lidad Corporativ­a de BBVA Bancomer reconoce esta importanci­a. “Nosotros, hacia afuera, estamos buscando transparen­tar todas estas políticas. (…) Todo nuestro código se lleva a cabo en nuestra cadena de valor y en el gremio nos compartimo­s mucho este tipo de prácticas, justo este intercambi­o sirve para abonar”, indica. Eso sí, advierte Ortiz Monasterio, que una empresa tenga sus políticas no quiere decir que las cumpla. “Es un primer paso. ¿Cómo sé si la están aplicando? No puedo saberlo”, reconoce. Sin embargo, en el caso de existir un escándalo, las autoridade­s pueden considerar como un atenuante de la pena que la organizaci­ón haya hecho públicas sus políticas anticorrup­ción (tenerlas las exige la Ley General de Responsabi­lidades Administra­tivas), en comparació­n con una compañía que no la haya transparen­tado ni implementa­do. Pero la tarea no acaba tras publicar y crear un área o equipo que se asegure de la comunicaci­ón y el cumpliment­o. La corrupción evoluciona. Por ello, las políticas de ética tienen que ser revisadas cada seis meses o, al menos, cada año.

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