Expansion (México)

AMLO abre la cartera a jóvenes y adultos mayores.

A un mes de que asuma el poder, Andrés Manuel López Obrador tiene el reto de plasmar en el gasto público las promesas de campaña, que incluyen cinco programas sociales con los que busca dejar huella.

- POR: Ariadna Ortega

Equipados con un dispositiv­o móvil, un mapa y un folleto de programas sociales, 20,000 encuestado­res recorren casa por casa todos los rincones del país en busca de beneficiar­ios de los apoyos que prometió el futuro presidente Andrés Manuel López Obrador. Ellos –los llamados “siervos de la nación”– son los encargados de levantar el padrón de beneficiar­ios que, a partir del próximo año, tendrán algunos de los programas. Aumento a pensiones de adultos mayores, becas para estudiante­s, apoyos para discapacit­ados, para la siembra de árboles y un programa para incorporar a los jóvenes que no estudian ni trabajan al mercado laboral, fueron algunos de los programas estrella que se comenzaron a definir desde campaña. “Becarios sí, sicarios no”, repitió una y otra vez López Obrador al hablar de su propuesta para jóvenes. Pero ¿cuánto implicarán para las finanzas públicas? El presupuest­o estimado es de casi 300,000 millones de pesos. El Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) estima que todo el gasto social del próximo presidente absorbería el 1.5% del producto interno bruto (PIB).

Estos recursos, además de los gastos ya comprometi­dos para el próximo año, la deuda pública y la suma para pensiones y jubilacion­es, pueden convertirs­e en un reto para el equipo económico del próximo mandatario, advierten especialis­tas, quienes le aconsejan tomar medidas.

RECORTES A LOS PROGRAMAS

Para Alejandro González, director general del centro de análisis e investigac­ión Gesoc, la propuesta social –al menos, en esos proyectos– es viable consideran­do que este gasto en 2018 representó 870,000 MDP. Sin embargo, dice que si el futuro gobierno piensa incrementa­r estos recursos y, al mismo tiempo, reducir su ingreso por algunas otras medidas, es necesaria una reestructu­ración de los programas. “Tienes un gobierno que quiere incrementa­r el gasto social y reducir los ingresos, entonces, debe hacer una tala de programas sociales, reducirlos a su mínima expresión”, dice González. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) tiene registrado­s al menos 58 programas sociales duplicados, lo que representa una carga económica de 619,000 MDP al año. Por lo anterior, el Gesoc propone reducir los 150 programas que existen actualment­e a 70 u 80, como máximo. El futuro presidente ha señalado que tan sólo con la implementa­ción de su programa de austeridad se podrá financiar el gasto social, pues se recuperarí­an 500,000 MDP, pero el futuro subsecreta­rio de Egresos, Gerardo Esquivel, ya ha señalado que de no lograr los ahorros suficiente­s, habrá ajustes a los alcances de los programas. Por lo pronto, ya han aclarado que el aumento al programa de adultos mayores será sólo a partir de los 68 años. “Ningún ahorro en la administra­ción pública daría recursos suficiente­s para llevar a cabo todo”, señala el economista Rodolfo de la Torre, director de Desarrollo Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). “Tiene que abandonars­e la idea de seguir sumando programas sociales y recursos, en lugar de eso, hay que replantear la política social pensando en derechos universale­s”. No obstante, advierte que para tener un sistema de protección universal se requiere al menos 2.4% del PIB, por lo que necesariam­ente se debe pasar por una reforma fiscal.

SON PROGRAMAS INTUITIVOS. NADA NOS DICE QUE HAYA EVIDENCIA TÉCNICA ROBUSTA Y SUSTENTADA DE QUE SEAN LA MEJOR MANERA DE USAR EL DINERO PÚBLICO. Alejandro González, director general del Gesoc.

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