Fijar impuestos a las herencias ¿es viable?
México tiene bajos niveles de recaudación de impuestos producto de distintos factores, ante esto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos propone implementar un impuesto a las herencias.
México ha sido un mal recaudador (de los niveles más bajos de la OCDE y América Latina sin tener menores impuestos): una combinación de mala administración tributaria, permisión de la informalidad y complicidad con esquemas de evasión. Parte de la solución, según la OCDE, es implementar un impuesto a las herencias. Algunos autores consideran deseable gravar la transmisión de activos de una generación a otra por causa de muerte, pues derivaría en una mejor distribución de la riqueza; otros opinan que generar costos a dicha transmisión puede limitar la acumulación de riqueza y disminuir los incentivos para producirla. Los expertos fiscales señalan que los impuestos a las herencias no han sido importantes fuentes de recaudación y que tienden a ser regresivos dentro del universo de personas con activos suficientes para beneficiar a otras en el momento de su muerte (los pagan quienes tienen cierta riqueza, pero no los más ricos). Los contribuyentes con más activos tienen acceso a más información, asistencia legal más calificada y mayor movilidad internacional. Cualquiera que sea nuestra posición ideológica, es importante realizar ciertas aclaraciones: Imponer un gravamen no equivale a recaudarlo. Si éste tiene mecanismos sencillos para evitar su pago, probablemente, no sea recaudatorio. Recaudar impuestos no implica necesariamente mejorar las condiciones de las personas más necesitadas ni redistribuir la riqueza. Las decisiones de gasto pueden implicar que los ingresos adicionales se destinen a fines distintos de la salud o educación. Pese a las buenas intenciones y un gasto destinado a cuestiones sociales, si éste no se estructura correctamente, es posible que no se logren los objetivos anunciados. Hay posibilidades de gasto mal dirigido. Para que un impuesto en México se destine a un fin en particular, éste se debe incluir, de manera expresa, en la ley. De lo contrario, el destino de la recaudación depende de la voluntad de quienes participan en la creación del Presupuesto de Egresos. El impuesto a las herencias implica un sistema complejo que debe ir de la mano de un impuesto a las donaciones. De no ser así, los activos se donarían antes de la muerte (“heredar en vida”). 6. El impuesto a las herencias, al ser un tributo adicional al que grava los ingresos (impuesto sobre la renta), deriva en mayor carga administrativa para todos porque eleva los costos del cumplimiento y de la supervisión. Además, dicho impuesto da como resultado una pérdida tributaria en términos de impuesto sobre la renta (ISR), ya que la persona que reciba donaciones o herencias y pague impuesto por dicha transmisión debería recibir reconocimiento de un mayor valor para efectos del ISR. Esto se conoce como un aumento en la base de costo de los activos ( step up, en inglés). En este sentido, la recaudación se adelanta en el tiempo (cuando se transmiten los activos por donación o herencia), pero no necesariamente se multiplica (ya que quien recibe los activos logra aumentar su base de costo, lo que reduce el ISR futuro). Los países con servicios públicos de baja calidad y altos niveles de inseguridad deben ser cuidadosos respecto de los gravámenes excesivos a sectores con gran posibilidad de movilidad internacional. Es decir, si México decide gravar a sus residentes con una carga adicional (en este caso, la transmisión de activos a la siguiente generación), una salida fácil para muchos podría ser un cambio de residencia (a Estados Unidos, por ejemplo). Sobre la propuesta presentada por segunda vez a consideración del Congreso mexicano, no es un impuesto a las herencias, es poco clara, adolece de técnica fiscal, no atiende cuestiones internacionales y genera expectativas de gasto público sin sustento real.