Santiago Íñiguez, los millennials que estudian MBA analizan casos aspiracionales de mujeres.
Los futuros empresarios quieren modificar la realidad y buscan compañías que les sirvan de ejemplo.
La globalización no sólo ha cambiado la forma de crecer de las empresas, también, a los futuros empresarios, asegura Santiago Íñiguez, presidente ejecutivo de la madrileña IE University y coeditor del libro Business Despite Borders. El académico, que fue el primer presidente no estadounidense de la Association to Advance Collegiate Schools of Business (AACSB), el organismo que acredita a las escuelas de negocios, apunta que la globalización y la tecnología también han dado lugar a un nuevo perfil de estudiantes de las maestrías en Administración de Negocios (MBA, por sus siglas en inglés), que buscan no sólo conocer el mundo de los negocios, sino cambiarlo.
EXPANSIÓN: ¿Los cambios políticos y económicos están modificando el perfil de los estudiantes de las maestrías en Administración de Negocios?
SANTIAGO ÍÑIGUEZ: El perfil de los alumnos jóvenes –profesionales con dos años de experiencia, no los ejecutivos– ha cambiado totalmente. Por dar un ejemplo, acabo de comenzar un programa del Global MBA: nosotros tenemos una diversidad muy grande, ade- más de en género, con 40% de mujeres, que es alto en un MBA, de gente de todos los países y culturas. Y me sorprendió la exigencia de casos prácticos que reflejaran la diversidad. Los alumnos no querían discutir sólo sobre empresas estadounidenses, donde el CEO es un hombre blanco, occidental. Pedían casos con mujeres y no tanto porque eso refleje la realidad actual. La exigencia de los millennials no es porque ellos quieran estudiar la realidad, es porque la quieren cambiar. Por eso piden casos de modelos aspiracionales, que reflejen el tipo de empresa que ellos quieren crear y en las que quieren vivir, empresas con inclusión, con prácticas de diversidad.
¿Y cómo se están adaptando los programas de las escuelas a este nuevo perfil?
SI: En nuestro programa, de cinco casos prácticos, dos son liderados por mujeres. Son distintos en términos del tono cultural, no vas a hablar de Google o Apple, hay que hacerlo de Alibaba o de empresas medianas de China, Argentina o Brasil, de otros entornos donde las circunstancias sean distintas, pero que les permitan entender los ángulos de un entorno global. Se va a notar el cambio en el currículum de los programas y en la composición de las clases. El respeto por la diversidad y la inclusión es algo importante. Fenómenos como el #Metoo contra la violencia sexual forman parte del discurso y que un profesor, en un caso práctico, no puede desdeñar.
¿Cómo hay que plantear la educación continua?
SI: Pensamos que debería existir un mapa de carrera que garantizara la profesionalidad, la puesta al día de los profesionales. Esto es como la medicina: un cirujano que haya operado con láser tiene que estar en las últimas tecnologías. Lo mismo sucede con el management. Las escuelas de negocios se fundaron hace 100 años y algunos modelos hay que revisarlos. Antes hablábamos del perfil del millennial, ¿responde al modelo de maximizador del valor? No es el tipo de modelo que nos permite explicar el comportamiento de las personas.
Además de volver a la academia periódicamente, ¿qué necesita un directivo para mantenerse vigente?
SI: La formación continua tiene que ser un referente y es bueno leer y actualizar conocimientos. No concibo un directivo que no lea, a diario, la prensa generalista y la económica, y no sólo los resúmenes que le pueda pasar su departamento de comunicación. Además, hay que continuar leyendo tanto literatura especializada, como general, sobre todo, literatura global. Tendemos a pensar que el CEO es un personaje orientado a la acción y que lo único que hace es tomar decisiones y reunirse. Sin embargo, los de éxito, los que inspiran a sus subordinados, son personas que conocen los últimos premios de literatura, que leen la prensa, conocen la actualidad y son mucho más cultos que la media de los profesionales de otros sectores.