POR QUÉ ESTE RANKING IMPORTA
Vamos a hablar del elefante en el cuarto. ¿Por qué algunas empresas que han estado involucradas en escándalos de corrupción están tan arriba en el ranking? ¿Qué significa que el IC500 califique bien a compañías que están bajo los reflectores y que han incurrido en prácticas corruptas o han estado acusadas de ellos? Desde el año pasado, aclaramos y subrayamos que el IC500 no mide qué tan corruptas son las empresas ni la implementación de sus políticas de integridad. El Índice evalúa, únicamente, la publicidad y la calidad de las políticas de integridad corporativa y anticorrupción. Por eso hay empresas que aparecen entre las primeras posiciones, como Pemex, y que parece que están haciendo algo bien, cuando varios escándalos recientes muestran lo contrario. Por eso, hablemos de cuál es el sentido y la utilidad de tener buen desempeño en el IC500. Las políticas de integridad corporativa y anticorrupción tienen un fuerte componente reputacional. Legitiman la imagen de las empresas en momentos de crisis. Son la cara que las compañías muestran al público, a los clientes, a los medios. Si lo que quieres es limpiar tu reputación, lo primero que haces es poner tu mejor frente: muestras que tienes todo en orden, publicas tus políticas y te aseguras de que éstas cumplan con todos los requisitos. Es el primer paso para ‘limpiar’ la reputación en temas de corrupción, además de ser el más sencillo, y en el que la empresa tiene total control. ¿Queremos que estas políticas se cumplan? Por supuesto, para eso es el IC500: para saber cómo está el panorama en el sector privado en México, y desde ahí poder exigir. Para señalar a qué se están comprometiendo las empresas más grandes de México y no quitar el dedo del renglón. Queremos que, en México, el sector privado se haga responsable de sus acciones. El primer paso es exigir que, sea cual sea la empresa, tenga políticas de integridad corporativa. El segundo paso es que las cumplan. El IC500 de 2018 nos muestra mucho avance en el primero, y ahora vamos a trabajar en el segundo.
Por el otro, hay empresas que no hacían públicas sus políticas en los sitios de internet, y que decidieron unirse al esfuerzo y transparentar sus códigos de ética y políticas de integridad corporativa. Es muy probable que estas organizaciones ya tuvieran desarrolladas esas políticas, y que ahora hayan decidido hacerlas públicas para poder ser evaluadas en este Índice.
¿CUÁLES FUERON LAS PRINCIPALES MEJORAS?
En esta segunda edición, observamos mejoras en prácticamente todos los componentes de las políticas anticorrupción de las empresas, en específico, en sistemas de denuncia, lavado de dinero y prohibición de sobornos. Según la encuesta de delitos económicos 2018 de PWC, las tasas de corrupción y soborno en el país aumentaron de 21% en 2016 a 30% en 2018. Ante esta situación, las compañías han respondido reforzando sus políticas contra el soborno y el lavado de dinero o, al menos, hablando de ellas. Ante los recientes escándalos de corrupción en el sector privado y la expectativa de la sociedad de que se actúe frente a estos casos, parece existir un reconocimiento por parte de las empresas más grandes de México de la necesidad de hacer pública su preocupación de que estos actos no se cometan dentro de ellas. En el reporte global sobre riesgo de fraude de 2017-2018 de la consultora Kroll, 85% de los empresarios encuestados admitió que hubo fraude en sus compañías. Las políticas para prevenirlo deben entonces ser una prioridad central de la integridad corporativa de las organizaciones. Sin embargo, los datos del IC500 arrojan que, aunque hubo una mejora, en 2018 únicamente 29% de las 500 empresas más grandes de México publican sus políticas para prevenir los fraudes. Seguramente, la enorme mayoría de las empresas que forman parte del IC500 cuentan con detalladas políticas de prevención de fraudes, y tienen razones válidas para no publicarlas, como proteger una estrategia desarrollada internamente. Pero los beneficios de publicarlas son mayores, y si las empresas quieren afianzar su compromiso con el combate a la corrupción y posicionarse como líderes en integridad corporativa, deben empezar a compartirlas. Por último, las políticas de viáticos, aunque muestran una mejora, siguen siendo publicadas en muy pocas empresas (sólo el 12%). Una vez más, es posible asumir que las 500 empresas tienen políticas de viáticos robustas y extensas, pero éstas deben hacerse públicas porque son un elemento crucial para mejorar la integridad corporativa y demostrar qué mecanismos tienen instaurados para que no haya desvío de recursos a través de los viajes de empleados o directivos. Éste es un ejemplo de los esfuerzos marginales que pueden hacer las empresas para mejorar su posición en el Índice y su compromiso con la integridad corporativa.
ANÁLISIS POR SECTORES Y POR PAÍSES
Este año, al igual que en 2017, el sector mejor evaluado es el aeroespacial, con 92.1 puntos, en promedio. Afores, tabaco, minería y electrónica subieron sus calificaciones y lograron posicionarse por encima del sector educativo, que el año pasado ocupó la segunda posición. Dentro del top 10 de los mejores, además de los ya mencionados se encuentran también electricidad, infraestructura de transportes y materiales para la construcción. Todos ellos tienen calificaciones promedio que rebasan un puntaje de 67.32. En 2017, esta cifra fue de 55.56, así que hubo una mejora importante. Se puede decir que todos estos sectores están ‘aprobados’,