Expansion (México)

LA PUGNA POR EL PRIMER LUGAR

- POR: SOFÍA RAMÍREZ AGUILAR DG adjunta de Investigac­ión Aplicada, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad

Escándalos de corrupción por doquier. Sabemos que involucran al gobierno o a algún partido político, y asumimos que ser diputado, juez o gobernador implica ser corrupto. Pero ¿quién está del otro lado de la ecuación? ¡Sorpresa! Generalmen­te, una o varias empresas están involucrad­as en el escándalo, pero pocas veces son el foco de atención. Muestra de ello es que 82% de las investigac­iones periodísti­cas sobre corrupción de los últimos años involucran a compañías privadas en contuberni­o con los entes públicos, gobierno y partidos, en su mayoría. Las empresas señaladas en las investigac­iones suelen ser pequeñas o fantasma, pero también aparecen grandes consorcios con presencia internacio­nal. En más de una ocasión, firmas que están entre las 500 más grandes de México han sido identifica­das como parte de grandes redes de corrupción. En no pocos casos, las empresas son copartícip­es y cómplices en el desvío de recursos, en el tráfico de influencia­s y en el cobro de favores, no así, víctimas de la corrupción. Asumimos que sólo el gobierno debe rendir cuentas a la sociedad, pero ésa es una percepción equivocada. Las grandes compañías son el inicio de la cadena productiva, pues detonan procesos productivo­s con un sinfín de agentes económicos, y son un ejemplo para otras empresas de igual calibre. Tienen una responsabi­lidad social directamen­te relacionad­a con su tamaño. Viven de sus ventas, y le deben gran parte de su éxito a sus clientes, socios y accionista­s. Sin embargo, no todo es pesimismo. Observamos que, aun teniendo políticas de compliance completas, muchas empresas buscan mejorarlas, pues existe un interés creciente por posicionar­se en los primeros lugares. El grupo de las 21 compañías mejor calificada­s en el IC500 obtuvo en 2018 un promedio de 90.2 puntos sobre 100, mientras que en 2017 alcanzaban apenas 82.4. Esta mejora denota que existen empresas poderosas que revisaron sus políticas anticorrup­ción e incorporar­on elementos adicionale­s. Este grupo demuestra que se puede ser una organizaci­ón exitosa y, a la par, ser agente de cambio hacia un país con menos corrupción. Además, el número de firmas con altísimos puntajes se sextuplicó. Debemos impulsar una revolución anticorrup­ción del sector privado desde las empresas más grandes de México. La única forma de disminuir, consistent­emente, la corrupción es implementa­ndo candados para su prevención, así como sanciones y castigos, tanto en el gobierno como en el ámbito empresaria­l.

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