¿QUIÉN RESPONDE POR LOS EMPLEOS?
Los miles de empleos creados para trabajar en la obra más trascendental del país parecen desvanecerse; esas fuentes de trabajo generadas para la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) de Texcoco, tan necesarias en un país cuyo nivel de desempleo llega a casi 2 millones y con una informalidad de 30 millones de personas, no existirán más por la evidente anulación de la obra. La decisión de la cancelación va más allá, pues se crea un ambiente de incertidumbre para los inversionistas, que lejos de pensar en crear más fuentes de empleo, estas se vean limitadas. Cada año nuestro país requiere incorporar al mercado de trabajo 1.2 millones de empleos, y para ello, el gobierno debe cerciorarse que estén dadas las condiciones económicas, de seguridad, y estabilidad. Hoy el riesgo es mayúsculo, porque la credibilidad como país está en juego, y eso puede traer serias consecuencias. ¿Quién responderá entonces por esos empleos que se cancelaron?; y sobre todo, ¿quién será responsable por todos los que se dejarán de crear? Las proyecciones apuntaban a un detonador de empleo en varias etapas: primero, la construcción, y más adelante cargos con alta especialización. Perder empleos es contrario a lo que debe buscar un gobierno. Si en este sexenio se logró romper la inercia y generar alrededor de 4 millones de puestos de trabajo; lo menos que se espera con el cambio de gobierno es que haya más espacios laborales. Sí, los retos como nación son enormes, ¿de qué manera el próximo gobierno restituirá la confianza en el país?