SOY MI PROPIO JEFE
SEÑOR Q encuentra la solución a los problemas que rodean la vida profesional. Si él no tiene la respuesta, seguramente nadie la tendrá.
Estimado Sr. Q: Estoy teniendo una muy buena racha. Todo empezó cuando conseguí un trabajo freelance. El cliente quedó muy satisfecho y me contrató para un proyecto más grande. Para darle un servicio de calidad, contraté a alguien que me ayudara. Entonces llegó un segundo cliente y contraté a una segunda persona. Ahora acaba de buscarme un tercer cliente con un proyecto realmente difícil, para el que necesitaré al menos a tres colaboradores más. Debo agregar que, mientras hago todo esto, sigo teniendo mi empleo de siempre. Siento que las circunstancias me están orillando a renunciar y abrir mi propia empresa, pero me da miedo aventarme. ¿Qué hago? TEMEROSA
QUERIDA TEMEROSA:
En caso de que no te hayas dado cuenta, tú ya abriste tu propia empresa. Tienes un equipo sobre el que ejerces un liderazgo, la motivación de hacer un buen trabajo y la visión para sacrificar tu beneficio económico a corto plazo a cambio de una meta más grande. A estas alturas, renunciar a tu empleo de ocho a cinco es sólo un formalismo. Eso sí, recuerda que sumergirte de lleno en el emprendedurismo tiene sus riesgos. Deberás sacrificar más tiempo y capital personal para cimentar bien tu pequeña empresa. Pero no temas. Ya estás en el agua, ahora sólo queda empezar a bracear. ARRIESGADO.
Estimado Sr. Q: Después de hacer de todo para no llegar a este punto, he tomado una decisión muy triste: cerrar mi negocio. Las cosas han ido muy mal en los últimos años y, realmente, no hay otra salida. Sé que esto es sólo un obstáculo, que sacaré muchas lecciones y algún día regresaré, con más experiencia y en mejores circunstancias. Pero me agobia transmitir la noticia a mis empleados. Me siento responsable por ellos y no sé cómo ayudarlos. Además, aman esta empresa tanto como yo y me aterra no poder controlarme cuando les diga que no hay nada que hacer. ¿Qué me aconsejas? TRISTE
QUERIDO TRISTE:
“Nunca debemos avergonzarnos de nuestras lágrimas”, escribió Dickens. La noticia es dolorosa y no hay por qué ocultarlo. Tus empleados valorarán tu sinceridad. Pero, al igual que tú, estarán desconcertados y esperarán muchas respuestas. Explícales por qué has tomado la decisión, qué hiciste para tratar de evitarlo y agradece su esfuerzo. Sé muy transparente. Informa cómo será el proceso de despedida, qué cambios se harán de cara al cierre, cuándo es el último día y cuándo se les liquidará. Si puedes, ayúdalos con cartas de recomendación o contactos para que encuentren empleo pronto. Puedes practicar tu discurso para estar más cómodo. RECONFORTANTE.
Estimado Sr. Q: Hace un año abrí mi propia empresa. Hasta ahora había tenido suerte con los clientes. Más allá de las diferencias normales, he logrado una buena dinámica con todos ellos, lo que se ha traducido en resultados positivos. Hace poco me buscó un cliente muy importante, con muchos contactos en la industria y una cartera enorme. Pero desde el principio nada salió bien. Su trato fue muy déspota, pidió cosas imposibles y ofreció un pago ridículo. Aunque mi empresa va empezando, no estoy dispuesto a darle nuestros servicios. Sin embargo, no sé cómo rechazarlo. Es alguien con contactos suficientes como para hacer que se me cierren todas las puertas. ¿Qué hago? DECIDIDO
QUERIDO DECIDIDO:
La falta de química siempre es motivo suficiente para rechazar a un cliente. Al hacerlo, sé amable y asertivo. Primero, no digas que no estás dispuesto a darle tus servicios. En su lugar, puedes señalar que hay otras empresas que se ajustan más a sus necesidades. No dudes en ponerlo en contacto con alguien más, eso te hará ver como alguien preocupado por darle una solución y abierto a nuevos tratos. Puedes sugerir mantener el contacto para futuras oportunidades. Pero recuerda que, independientemente de este caso, en los negocios todos los clientes son importantes, y ése es el mismo trato que debes darle a cualquiera. RESPETUOSO.