Una empresa de piñatas se abre camino en el mundo.
Inspirada en las lámparas chinas, Yanalteh Solis creó una pieza plegable que soporta cuatro kilos de dulces.
Mariachi, tequila y piñata. En 2010, Yanalteh Solis realizó un estudio de mercado y descubrió que ésos eran los tres artículos mexicanos que más reconocían en el extranjero. Si quería que su exportadora de arte y productos nacionales tuviera éxito, la recién egresada de Mercadotecnia debía enviar alguno de ellos al mundo.
“El número uno era el mariachi, pero no iba a exportar gente. Luego seguía el tequila, pero eso estaba carísimo y era muy tardado. Después estaba la piñata, que sale en videojuegos, series de televisión y películas, que era la más factible”, recuerda la emprendedora. Apostó por las piñatas y comenzó a inspeccionar el mercado. En su exploración encontró dos desafíos. El primero, el barro no se podía exportar porque contenía plomo. El segundo, las piezas –de cualquier material– llegaban rotas o maltratadas a su destino. Necesitaba un nuevo formato y lo creó: una piñata plegable. Su modelo de inspiración fueron las lámparas chinas de papel. “Es una lámpara, pero se le puso ingeniería y bastantes cosas más para que sí aguanten los dulces”, explica Solis. Ese mismo año fundó Piñata2go, productora y comercializadora de piñatas plegables, que son empaquetadas en delgadas cajas triangulares y soportan hasta cuatro kilos de dulces. La compañía –incubada en el Tecnológico de Monterrey y que recibió inversión en el programa de televisión Shark Tank México– elabora 40,000 piezas cada mes. El 90% de las piñatas que produce se venden en alguno de los 394 puntos de venta en México, como Liverpool, Home Depot, Sam’s Club y Gandhi. El 10% restante lo exporta a una decena de países, como Estados Unidos, Canadá, Colombia y Francia. Un acierto para su modelo de negocio. “No he visto muchos emprendedores interesados en exportar artesanía mexicana”, dice Diego Serebrisky, Managing Partner del fondo Dalus Capital. Es un terreno por explorar.