Expansion (México)

Más allá del Royal Oak

François-henry Bennahmias encara uno de los retos más importante­s de la relojería: lanzar una nueva colección de Audemars Piguet.

- POR: MANUEL MARTÍNEZ

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FRANÇOIS-HENRY BENNAHMIAS COMO CEO, Audemars Piguet ha superado la barrera de los 1,000 millones de dólares en ingresos, un récord para la firma suiza creadora del octagonal Royal Oak, uno de los best sellers de la relojería contemporá­nea. Pero Bennahmias no es alguien que se conforme, y en 2019 ha dado uno de los pasos más atrevidos de los últimos años: lanzar seis nuevos modelos y 13 referencia­s con forma redonda. Bautizada como Code 11.59, esta colección (ver página 126) fue la noticia principal del pasado Salón Internacio­nal de la Alta Relojería (SIHH) de Ginebra. “Misión cumplida”, responde el directivo cuando se le pregunta sobre la polémica que provocó.

SI EN 1972, CUANDO SE LANZÓ EL ROYAL OAK, HUBIERAN EXISTIDO LAS REDES SOCIALES, ¿LA REACCIÓN HABRÍA SIDO IGUAL A LA QUE VIMOS AHORA CON CODE 11.59?

Igual o tal vez peor, ¿quién sabe? Pero lo cierto es que todos en el SIHH y en la industria están hablando sobre Code 11.59. Nunca habíamos construido el nombre de una colección tan rápido, ahora todos saben que existe. Hubo comentario­s negativos, pero también mucha retroalime­ntación positiva. La gente que ha visto el reloj físicament­e habla bien al respecto.

¿TOMAN EN CUENTA ESOS COMENTARIO­S?

Estamos en un mundo en el que los clientes tienen la razón, por lo que hay que escucharlo­s y ajustar lo que considerem­os necesario. Nunca habíamos tenido un lanzamient­o tan grande en la historia de la marca, ni habíamos trabajado tanto y tan bien para crear una colección nueva. Son 13 referencia­s con seis mecanismos, entre ellos, tres nuevos, que desarrolla­mos en ocho años. El trabajo que hemos hecho con Code 11.59 nos ha dejado muchas enseñanzas. Lo que cada día está más claro es que la conexión directa con el cliente es clave. Por más que se hable de la importanci­a de las redes sociales o de las ventas en línea, no podemos ocultarnos detrás de las computador­as, tenemos que estar en contacto con las personas e interactua­r con ellas.

¿QUÉ LE DIJO A SU EQUIPO SOBRE LA POLÉMICA QUE RODEÓ A CODE 11.59?

Mi mensaje, desde el primer día, ha sido que todo va a estar bien, que no se asusten porque no es la primera vez que nos pasa algo así. Unidos somos más fuertes, trabajamos en esto juntos y sabíamos lo que venía, así que no dejen que nada los afecte. En noviembre pasado tuvimos una convención interna con unas 200 personas y les mostramos un video titulado “Lo que no queremos y lo que queremos”. Lo que queremos es respeto e integridad, que la gente se comporte de manera correcta. Hay que tomar el camino difícil y dejar que los demás hablen. Y las otras marcas y la prensa están hablando de Code 11.59, mientras que nuestros clientes de todas partes la están comprando. Aún no puedo decir que lo logramos, pero vamos en la dirección indicada.

¿CÓMO HA SIDO LA RESPUESTA DE SUS DISTRIBUID­ORES AL CONOCER CODE 11.59?

Muy buena, pero lo que realmente importa es lo que pasará dentro de tres años. En el primer año vamos a producir quizás 2,000 ejemplares de Code 11.59 y, en el segundo año, aumentarem­os a 3,000 o 3,500 piezas. Pero si en el tercer año llegamos a 5,000 ejemplares, significa que vamos bien y que, finalmente, tenemos algo en el segmento de los relojes redondos.

¿POR QUÉ DECIDIÓ QUE NECESITABA­N UN NUEVO MECANISMO DE CRONÓGRAFO?

La historia empezó en octubre de 2012, cuando encerré a 40 personas de Audemars Piguet en el Hôtel des Horlogers (en Le Brassus, Suiza, donde está la sede de la compañía) y les dije que no saldrían hasta que definieran las especifica­ciones de un nuevo mecanismo automático y otro de cronógrafo. Las tuvieron listas en cuatro horas y 15 minutos, y desde entonces comenzó el proceso de desarrollo. Queremos que estos calibres duren mucho tiempo, mejorar todo lo que fuera posible y usarlos en muchas coleccione­s. La última vez que hicimos algo así fue en 2003, con el calibre automático 3120, nuestro primer movimiento in house producido a gran escala. Habían pasado varios años sin un esfuerzo similar.

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