Nuestros lanzamientos favoritos del más reciente Salón Internacional de la Alta Relojería de Ginebra.
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POR: ALEJANDRO ORTIZ MORENO
La
alta relojería respira tranquila después de la tormenta económica que enfrentó en años recientes. Las marcas históricas han apostado por fortalecer y presumir los valores y el dominio del oficio que les han dado fama, fortuna y permanencia. Hay poco lugar para el exhibicionismo y mucho para el back to basics con pinceladas de evolución y atrevimiento. Dos grandes damas cumplen con las expectativas y lanzan piezas con un elevado coeficiente de innovación. Una es Vacheron Constantin, cuyo Traditionnelle Twin Beat Perpetual Calendar permite al propietario regular la frecuencia del mecanismo entre un modo “activo” (5 Hz) y un modo “reposo” (1.2 Hz); en este último, la reserva de marcha es de al menos 65 días, una cantidad impresionante para cualquier reloj, pero más para un calendario perpetuo. La otra es Jaeger-lecoultre, con el Master Grande Tradition Gyrotourbillon Westminster Perpétuel, que combina su famoso tourbillon multiaxial con una repetición de minutos y un calendario perpetuo. La exquisita firma sajona A. Lange & Söhne celebra dos aniversarios: los 25 años del lanzamiento del Lange 1, uno de los guardatiempos más importantes de las últimas décadas, y los 10 años del Zeitwerk, del que ahora presenta una versión con fecha. Además, se destaca su Datograph Perpetuo Tourbillon con esfera de oro en tono salmón, una de las tendencias de este año, como lo demuestra el magnífico Heritage Pulsograph de Montblanc. Esta casa sigue con su atinada reinterpretación de los clásicos de la manufactura Minerva, como el 1858 Split Second Chronograph. Otros ejercicios nostálgicos impecables son el de Cartier, con el Privé Tonneau y el Privé Tonneau Esqueleto, y el del nuevo escuadrón de relojes pilot de IWC, con materiales como la cerámica color arena y el ceratanium, esferas de color verde y un imponente Gran Reloj de Aviador Tourbillon Fuerza Constante “Le Petit Prince”. Si el azul es el color del año, Girard-perregaux lo sublima con su ambicioso Bridges Cosmos, que incluye una indicación esférica de las constelaciones. Hermès se ha ganado el reconocimiento unánime de la crítica, gracias a su Arceau L’heure de la Lune, mientras que Bovet continúa su ascenso a la cima con propuestas tan audaces como el Récital 26 Brainstorm Chapter One, con caja de zafiro y un diseño salido de un sueño futurista. Las casas independientes cumplen con su parte al producir piezas rebeldes, complejas y libertarias, como el Dual Time Ressonance Sapphire, de Armin Strom, o el H0 Time Is Precious, de HYT. Caso aparte es el de Richard Mille, que no se ajusta a ningún molde y rompe con los convencionalismos con una colección inspirada en dulces. Ésta es nuestra selección del SIHH.