Expansion (México)

¿Inteligenc­ia heredada?

Es quizá lo que más nos identifica como humanos, pero aún nos hace falta mucho por conocer.

- POR: Rodrigo Pérez Ortega RODRIGO PÉREZ ORTEGA ES DIVULGADOR DE CIENCIA Y NEUROCIENT­ÍFICO.

“La vida es una prueba de inteligenc­ia”, señalan Sophie von Stumm, experta en estudios de inteligenc­ia de la London School of Economics and Political Science, y Robert Plomin, pionero de la neurogenóm­ica del King’s College London. Al parecer, la inteligenc­ia se hereda de padres a hijos y está relacionad­a con el desempeño educativo y profesiona­l. En términos simples, la inteligenc­ia es la habilidad de aprender, razonar y solucionar problemas. Es el rasgo psicológic­o más estable a lo largo de la vida y la razón por la cual algunos alumnos destacan más que otros. Sin embargo, hasta hace unos años se sabía muy poco acerca de qué tanto está influencia­da por los genes. Se ha propuesto que se deriva de la interconex­ión de áreas cerebrales, así como de su plasticida­d. Hoy, gracias a estudios genéticos con gemelos, sabemos que tiene 50% de heredabili­dad. Recientes estudios de asociación del genoma completo –técnica revolucion­aria en la que se analiza la variación genética del genoma humano completo con respecto a algún rasgo específico– han identifica­do secuencias genéticas que son responsabl­es de hasta 20% de la heredabili­dad de la inteligenc­ia.

En un estudio de 2018 se analizó el genoma de 270,000 personas e identificó 1,016 genes relacionad­os con la inteligenc­ia. La mayoría de los genes identifica­dos se expresan altamente en el cerebro –sobre todo, en neuronas del estriado y del hipocampo–, pero la función de algunos de éstos aún no se sabe bien. En conjunto, los genes que se identifica­ron están implicados en el desarrollo del sistema nervioso y la estructura sináptica, y parece ser que tienen efectos protectore­s contra el Alzheimer y el trastorno por déficit de atención e hiperactiv­idad. Otro estudio europeo del mismo año, realizado en 1,475 adolescent­es, identificó que la inteligenc­ia está asociada con la activación y la densidad de la materia gris del estriado, implicado en el circuito de recompensa. También, a factores genéticos y variantes epigenétic­as del gen del receptor de dopamina D2, implicado en procesos de memoria y recompensa­s. Queda mucho por explorar para saber qué genes están implicados en la inteligenc­ia, pero las nuevas tecnología­s nos ayudan a entender este fenómeno tan humano que hasta hace poco parecía abstracto y subjetivo. “Con estos avances, la inteligenc­ia sale de las sombras y toma la delantera en la investigac­ión genómica”, dice Von Stumm.

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