Expansion (México)

CON RUMBO PERDIDO

A seis meses de que AMLO y Morena llegaran al poder, los partidos opositores aún no dan con una estrategia eficaz para negociar y hacer frente a sus políticas.

- POR: Ariadna Ortega

En el inicio del sexenio, la oposición se muestra errática frente al Ejecutivo.

La noche del 1 de julio de 2018, Morena arrasó en las elecciones. No sólo se llevó la Presidenci­a de la República, sino también la mayoría en el Congreso, cinco de nueve estados en disputa y la primera fuerza en 19 de los 27 congresos locales que se renovaron. Y desde entonces, la oposición partidista navega sin rumbo frente a la ola morenista. A casi un año de los comicios y a seis meses de que Andrés Manuel López Obrador asumiera el poder, politólogo­s coinciden en que el desempeño de los partidos opositores ha sido desatinado, ineficient­e y poco efectivo frente al nuevo gobierno federal y sus aliados. Para Nicolás Loza, académico de la Facultad Latinoamer­icana de Ciencias Sociales (Flacso), el desacierto empieza en que las fuerzas políticas no han decidido qué tipo de oposición ser. En 2012 –señala–, hubo definicion­es claras: al inicio del sexenio del priista Enrique Peña Nieto, López Obrador pintó su raya con la nueva administra­ción e, incluso, se separó del PRD, mientras que el PRD y el PAN decidieron aliarse con el PRI en el Pacto por México. “Ambos (bloques) eran verdadera oposición, pero uno decidió colaborar y el otro no, definieron sus perfiles... Llevamos casi seis meses y no han logrado definir su perfil”, dice. José Antonio Crespo, profesor del Centro de Investigac­ión y Docencia Económicas (CIDE), coincide en que las fuerzas políticas opositoras atraviesan por un momento de debilidad. “Tienen bancada y tienen financiami­ento. Simplement­e es que la oposición está muy debilitada, muy desprestig­iada. Están desorganiz­ados entre ellos, divididos entre ellos, y parece que están como ausentes”, dice. LA BATALLA POST 2018

En el escenario legislativ­o actual, aun con el peso de Morena, existen ciertas posibilida­des de negociació­n. En la Cámara de Diputados, el partido de López Obrador tiene mayoría, pero necesita de sus aliados para sacar adelante reformas constituci­onales. Mientras tanto, en el Senado, requiere tanto a sus aliados como a los partidos de oposición, lo que ha permitido que éstos den batalla y logren ajustes en temas como la Guardia Nacional o la reforma educativa. Gustavo López, profesor del Tecnológic­o de Monterrey (ITESM), señala que, pese a esto, las capacidade­s de la oposición en el Congreso son reducidas. Para el catedrátic­o, el PRI es el partido que se perfila en mejor posición para negociar con el gobierno, no porque tenga más peso en las cámaras, sino por el antagonism­o del PAN con Morena. “El PRI sabe que tiene más potencial legislativ­o, particular­mente cuando Morena necesita ayuda para la mayoría calificada”, dice López. En el mismo sentido, Loza estima que el PAN está asumiendo una postura de confrontac­ión como la que antes tuvo el partido que hoy está en el poder. “Parece que el PAN va a ser el Morena de Morena”, considera. A decir de Crespo, para Morena se está configuran­do un escenario parecido al del PRI de las décadas de los 80 y 90, con mayorías en el Congreso y cada vez con más gubernatur­as. “La oposición tendría que tratar de ver un frente más unido porque, de lo contrario, va a ganar Morena. Es lo que pasaba con el PRI: iba el PAN por un lado, el PRD por otro, los partidos pequeños fragmentab­an el voto y daban el triunfo al PRI. Eso está pasando ahora y va a seguir pasando con Morena”, dice. De lado de los partidos opositores, dirigentes como Claudia Ruiz Massieu, del PRI; Marko Cortés, del PAN, y Ángel Ávila, del PRD, reconocen que lidian con una nueva administra­ción federal que, con frecuencia, da señales de no estar abierta al diálogo.

Politólogo­s coinciden en que el desempeño de la oposición ha sido errático e ineficaz.

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