La mañanera y las redes sociales de AMLO desplazaron a los voceros.
¿Cuánto tiempo resistirá la comunicación de Andrés Manuel López Obrador y sus mañaneras? Tres exvoceros presidenciales lo analizan.
Al presidente Ernesto Zedillo no le gustaba hablar ante la prensa, buscaba mantenerse alejado de los reflectores y sólo aparecía en actos controlados de gobierno. “Zedillo no se sentía a gusto con estar enfrentando sus preguntas”, recuerda Fernando Lerdo de Tejada, director de Comunicación Social de la presidencia durante el sexenio del priista, quien instauró de manera oficial y–por primera vez en México– la figura del vocero presidencial. Era 1997, internet comenzaba a popularizarse y la televisión era el medio relevante. Lerdo de Tejada encarnó la figura del poderoso encargado del mensaje sexenal; por su escritorio pasaron los discursos del presidente, la cobertura de prensa, la elaboración y distribución de boletines; el poder de la información lo tenía el vocero. “Una declaración o hecho relevante duraba semanas en medios, en las plumas de los analistas y en las conversaciones de café”, recuerda. Si el tema debía extenderse, se compraban inserciones en medios. Hoy, 22 años después, cuando las conversaciones se miden trending topics, hashtags, alcances y reproducciones de video, la comunicación del gobierno la lleva un solo hombre: el presidente Andrés Manuel López Obrador. Apenas el 18 de junio, celebró tener un millón de seguidores en Youtube; en ese canal y en Facebook y Twitter ha transmitido 146 conferencias mañaneras en 213 días de gobierno (de diciembre a junio). En estas mañaneras, el secretario con más asistencias es el general Luis Crecencio Sandoval, quien ha estado presente en 26 ocasiones, pero sólo ha participado en 16.
DUELO DE CONFERENCIAS
La llegada a Los Pinos del panista Vicente Fox, quien solía dar declaraciones con frases populacheras y graciosas –que fueron un gancho de su campaña—, significó un cambio en la relación con los medios. Para evitar problemas por sus frases, Fox contó con una serie de encargados de comunicación; una de ellas fue su vocera y luego esposa Marta Sahagún. Desfilaron varios en el puesto hasta abril de 2005, cuando llegó Rubén Aguilar. Además de “salvar” los dichos del presidente, Aguilar tuvo un reto: López Obrador, quien daba conferencias a las 6:00 horas, desde donde lanzaba críticas al gobierno de Fox. Los “golpes” que “propinaba” el entonces perredista, dice, habían ganado terreno, por lo que Aguilar elaboró una estrategia: “Preparaba mi conferencia cinco o seis horas todos los días, hablaba con todos los actores, recogía toda la información necesaria, hacíamos análisis de lo que iba a venir el día siguiente y, en razón de eso, calculábamos qué nos iban a preguntar”, recuerda. La imagen de Aguilar fue tan popular que fue inmortalizado por el actor Jorge Arvizu “El Tata”, quien lo imitaba con una frase que se volvió parte de la cultura popular: “Lo que Chente quiso decir”.
EL VOCERO DE LA SEGURIDAD
La elección presidencial de 2006 fue ganada por el panista Felipe Calderón, no sin antes haber enfrentado un conflicto poselectoral encabezado por López Obrador. Calderón implementó una estrategia similar a la de otros presidentes del siglo pasado: concentración desde la presidencia. Sin embargo, los medios digitales ganaron terreno y Calderón usó las nuevas herramientas; fue así que se convirtió en el primer presidente mexicano en usar redes sociales para comunicarse. Además, nombró voceros por temas, pero un apartado resultó clave: la seguridad. El encargado de esa temática fue Alejandro Poiré. Poiré fue el primero en hablar ante los medios en casos críticos, como el 25 de agosto de 2011, cuando atacaron el casino Royale, en Monterrey, provocando un incendio que dejó 52 personas muertas. La comunicación del gobierno no se improvisaba, resalta Poiré; la explica como “un proceso de trabajo de todo el gabinete”. Antes, cuando el presidente daba una conferencia de prensa, resalta, “era la culminación de un proceso de gestión gubernamental y no el inicio de ella”.