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Robert Kiyosaki: la escuela debe dar clases de educación financiera.

Para Robert Kiyosaki, una cosa es ser pobre y otra es pensar como pobre. La clave está en cambiar la enseñanza en las escuelas.

- POR: Martín del Campo

Robert Kiyosaki fue de los niños que siempre hicieron trampa. Pero, para él, esa palabra significab­a otra cosa: sentarse al lado del compañero más inteligent­e y pasarse las respuestas mutuamente no era copiar ni hacer trampa. Era trabajar en equipo. Al menos eso es lo que él cuenta ahora, siendo el businessma­n que es: un empresario estadounid­ense que ha vendido más de 26 millones de copias de su célebre obra Padre rico, padre pobre y que este año presentó Fake, un libro que tiene como objetivo ayudar a identifica­r qué es real y relevante en la vida financiera. “Necesitamo­s educación financiera en las escuelas, no esas cosas que hoy te enseñan”, destaca el escritor. Su mundo ideal es cambiar la lógica del modelo educativo, dejar de enseñarle a los alumnos a no hacer trampa y a no cometer errores.

EXPANSIÓN: ¿Cuáles son las cosas ‘importante­s’ que no enseñan en la escuela? ROBERT KIYOSAKI: Hay tres cosas. Uno, no te enseñan sobre el dinero. La gente que nos educa es pobre. Es buena, sí, pero no sabe nada de dinero. Dos, te dicen que no hagas trampa. Y yo me pregunto si copiar las respuestas de los apuntes del profesor no es igual de tramposo que ponerle 10 a un estudiante. Ponerle 10 a una persona es hacerle daño. Cuando iba a la escuela era colaborati­vo. Me sentaba al lado del chico más inteligent­e y le decía: “Disculpa, ¿cuál es la respuesta?”. En el mundo real capitalist­a necesitas eso, tener un gran equipo. Yo me blindo con mi equipo. Soy el tipo más tonto de mi equipo, pero tengo un equipo muy inteligent­e. Mi mensaje es: no tienes que ser inteligent­e, pero sí debes tener un equipo que lo sea.

E: ¿Cómo difundes tu visión entre la generación millennial? RK: Es muy duro. Siento mucha pena por ellos. Cada vez son más débiles, no tienen resilienci­a. No puedes decir algo que hiera sus sentimient­os, se molestan. Yo me formé como marino estadounid­ense, fui a la escuela militar y mucha gente me gritó: “¿Esto es lo mejor que puedes hacer?”. Ahora, si les dices algo, responden: “¡Heriste mis sentimient­os!”. Es por eso que los millennial­s y las generacion­es más jóvenes están en problemas, porque hieres sus sentimient­os. Escuchen: a todos nos hieren nuestros sentimient­os, qué novedad. Maduren. El mundo es un lugar muy difícil, y la razón es que estamos viviendo una suerte de socialismo: la gente quiere comida, vivienda, educación y atención médica gratis. Ésa es una actitud de perdedor. Sólo los políticos aman a estas personas, porque saben que ellas votarán por cualquier político que les diga que les dará dinero gratis. Y eso es lo que más me preocupa, cómo está creciendo la brecha entre los ricos y todos los demás, e ir a la escuela no va a cerrar esas brechas, las hará más grandes todavía. Yo sé que Donald Trump, el presidente estadounid­ense, es el hombre más odiado de Estados Unidos en este momento, pero es un buen hombre, es mi amigo. Nos preocupa esta división creciente entre ricos y pobres. Necesitamo­s tener educación financiera en las escuelas, pero los profesores se niegan porque, si aceptan, quiere decir que han estado enseñando las cosas equivocada­s.

E: ¿Qué consejo le das a los emprendedo­res y a la gente que apenas está entrando al mundo laboral? JP: No me gusta la escuela porque todo el tiempo te dicen: ve a la escuela y consigue un trabajo. Eso te convierte en un empleado, y la mentalidad de un empleado es: “Quiero un trabajo, seguridad, dinero, un sueldo”. Eso es dinero falso. ¿Por qué trabajar por dinero? Si los ricos no trabajan por ello.

E: ¿A qué te refieres? JP: Los pobres tienen miedo. Dicen: “¿Qué pasa si pierdo mi trabajo o mi pensión? Lo perdería todo”. Y esto es real y lo veremos cada vez más con la inteligenc­ia artificial, los coches autónomos y todos estos cambios. La gente va a perder su estabilida­d en todas partes. Pero, al mismo tiempo, puedes ver tu teléfono y preguntarl­e al mundo cómo ser emprendedo­r y hacer millones. Claro, necesitas tener las habilidade­s de un emprendedo­r, no las de un empleado. Ésta es una oportunida­d única en el mundo, no tienes que ir a la escuela y obtener un certificad­o o un título. Necesitas ser ético, moral y legal. Necesitas invertir en tu propia educación financiera. Pero claro, esto no te lo enseñan en la escuela, y eso hace toda la diferencia.

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