El enigma de Leonora Carrington a través de su obra.
Pablo Weisz Carrington vuelve a casa y nos desvela ese mundo, cotidiano y real, de su madre, la artista Leonora Carrington.
“T“Tuve dos papás sensacionales, me siento de las personas más afortunadas del mundo”, comenta Pablo Weisz, de regreso en el comedor donde compartía comidas con una de las artistas surrealistas más importantes del mundo, y donde se colaba, aún como un niño, en las reuniones de mayores, donde el grupo de refugiados y artistas discutían sobre el mundo y el arte. Pablo Weisz regresó a casa, tan sólo por unos días desde Estados Unidos, donde reside, luego de asistir a la inauguración de la más reciente muestra sobre su madre, ‘Recóndito mundo de Leonora
Carrington’, expuesta en San Miguel de Allende hasta el mes de agosto, como parte de su oferta como Capital Latinoamericana de la Cultura 2019. “Era la mamá más amable que te puedas imaginar”, recuerda Weisz. “Yo la seguía para todos lados porque pensaba ‘no se me vaya a morir’”, una idea quizás extraña para un niño pequeño, pero natural si se toma en cuenta que es el hijo de dos refugiados que tuvieron que huir a México para salvar sus vidas. La cercanía de la muerte “no era una cosa desconocida para los hijos de refugiados”, expresa el hijo menor de Leonora y del fotógrafo Emir “Chiki” Weisz. “Pasaba muchísimo tiempo en su estudio viendo cómo pintaba”, recuerda el también artista, quien siguió los pasos de su madre, a la par de su carrera como médico. “Me parecía una magia increíble, que en un lienzo en blanco de repente aparecieran personajes. El arte de mi mamá tiene esa parte misteriosa”, explica en ese mismo estudio donde le enseñó a pintar, mientras ella trabajaba. “Para poder vivir, tengo que trabajar, vender cuadros”, recuerda que le decía su madre, cuando le enseñaba a pintar para que se entretuviera. La casa está a la espera de ser convertida en museo, mientras otros dos museos de Leonora, en San Luis Potosí y Xilitla, llevan al público su arte con la donación de obras que ha hecho Pablo. “Mi mamá era, sobre todo, muy modesta. Poco antes de morir yo le prometí que iba a hacer un museo. Ella se rió, pero yo sabía que lo iba a lograr y hoy, gracias al apoyo de Fermín Llamazares, es una realidad”, añade sobre el presidente del Consejo Leonora Carrington AC. “Lo que la gente no sabe de Leonora”, finaliza Weisz, “es que siempre hay un elemento de fantasía en lo que se cuenta sobre ella. En realidad, es muy difícil conocer a alguien, tenemos mil facetas y Leonora era una persona compleja”.