Expansion (México)

CUANDO EL ‘NO’ NO ES UNA OPCIÓN

- POR: Puri Lucena

Gina Diez Barroso hizo de lo que muchos considerab­an su peor defecto, una virtud. La empresaria no acepta un no por respuesta. No lo hizo cuando se empeñó en lanzar la revista Tú, hace 40 años, y su jefe aceptó pensando que fracasaría a los seis meses. O cuando un equipo de investigac­ión de mercado le dijo que fundar Centro, una universida­d con carreras sobre creativida­d y negocio le haría perder dinero. No sólo sacó adelante el proyecto, además mantuvo su apuesta por la educación con Dalia Empower, un centro de management para mujeres. La empresaria había fundado antes Grupo Diarq, un holding de diseño y arquitectu­ra con 600 empleados. “Cuando cumplí 40, me iba bien en esta parte de construcci­ón, pero no estaba satisfecha, no había dejado un legado en mi país y yo creo que la educación lo es todo”, explica. “Pensaba mucho en la educación creativa. Nuestros grandes creativos se iban porque no había una educación en forma para ellos en México, que te enseñara, además, el negocio”, dice sobre la idea de crear la Universida­d Centro. Muchos creyeron que estaba loca, asegura. Ocho años tardó en sacar adelante la propuesta. Ni siquiera cuando la empresa de marketing que contrató le dijo que fracasaría cesó en su empeño. Ya tenía en México a quien sería la directora del centro educativo, Kerstin Scheuch, que había llegado desde Austria sin hablar ni una palabra de español. “Saliendo de la junta con esta empresa me preguntó si se volvía a Viena. Y le dije: ‘¿Cómo que si te regresas a Viena? ¡Seguimos adelante!’. Siempre va a haber personas que te digan que no. Yo busco gente que me ayude a ver cómo sí se puede. Porque, eso sí, sola no se puede nada”. Por eso, aconseja rodearse de quien apoye y crea en el proyecto, “para que no sea tu proyecto, sino el de todos los que están contigo”.

Si a cualquier persona le puede frenar un ‘no’, en las mujeres es aún más marcado, dice Diez Barroso, quien, desde hace 18 años, pertenece al Comité de 200, una organizaci­ón de mujeres empresaria­s y ejecutivas para crear redes e impulsar a otras mujeres. Parte de las actividade­s del grupo es organizar charlas con estudiante­s de posgrados en las universida­des más importante­s del mundo. “Hablamos no de nuestra vida profesiona­l, sino de la personal, de cómo balanceamo­s. Es importante darles a entender a estas mujeres que están estudiando que sí se puede. Pero, en estas reuniones, me encontraba con mujeres que seguían echadas para atrás, sin levantar la mano”. Fue el punto de partida para Dalia Empower.

La premisa era sencilla: tener posgrados no te da las habilidade­s blandas para salir adelante en el mundo empresaria­l, para tener la seguridad en una misma, poder negociar bien un salario o pedir dinero para hacer crecer un emprendimi­ento. Así nació, en 2018, esta escuela de management para mujeres que cofundó con Beatriz Gasca, Alba Medina y María del Carmen Bernal. “Por la situación histórica que ha vivido la mujer, tenemos una narrativa particular, diferente a la del hombre, donde compartir estas vivencias, sobre todo, en la parte

“LAS JÓVENES SIGUEN GESTIONAND­O MAL SU ENTRADA,

AHÍ ESTÁN SENTADAS, PERO COBRAN 30% MENOS QUE LOS HOMBRES”.

personal, te potencian más”, explica Bernal, quien, además, es delegada de México para el Women 20, del G20. “Compartir con personas de tu mismo género te ayuda a hacer alianzas y ver otras experienci­as permite comprender que no sólo a ti te sucede eso, que hay otras mujeres que también viven ese tipo de circunstan­cias y ayuda a eliminar cierto sentimient­o de victimismo”, explica sobre la experienci­a de las alumnas de Dalia Empower.

¿PODER INTERIOR?

Diez Barroso no cree en la palabra ‘empoderar’, tan de moda. “Nadie te va empoderar. Nunca. Tú tienes que encontrar ese poder que tienes dentro, igual que lo tiene el hombre”, dice. Pone un ejemplo: cuando un niño y una niña nacen son iguales. “En el instante en el que salen del hospital y viene la cultura y la educación, es ahí donde empieza el desastre”, apunta. “Porque a la niña le compras el juego de té, el traje de princesa, la Barbie. Y al niño, el traje de astronauta, el Lego, la corona del rey y le enseñas a que le atienda la niña con el juego de té”.

En su opinión, cuando una mujer (o cualquiera) se da cuenta del poder que tiene, puede adueñarse de él. “Y ya no vas a necesitar preguntarl­e a nadie cómo le haces para balancear tu vida, lo vas a hacer. Porque tampoco vas a buscar a un esposo, vas a tener un socio de vida”. Este poder es el que permite, por ejemplo, que cuando ascienden a una mujer demande el sueldo acorde con la nueva responsabi­lidad. “De repente, las promueven y les preguntas si ya pidieron su aumento. Y te dicen que no, que ya su trabajo hablará por sí mismo para ello. No hay hombre en el planeta que si lo promoviero­n lo primero que no haga es preguntar por su sueldo”, se queja. “Las jóvenes siguen negociando mal su entrada, ahí están sentadas, pero cobrando 30% menos que los hombres”. El origen de todo –señala, convencida– está en la educación. Por eso, cree que hay mucho camino por hacer. Y quiere poner su grano de arena. Dalia Empower, que nació para empresaria­s, emprendedo­ras, funcionari­as de gobierno y hombres, empezó a dar talleres también para niñas y adolescent­es. Y de ahí amplió a cursos para padres, para que no corten los sueños de sus hijas. “He tenido la suerte de estar dos o tres veces a solas con (la activista) Malala Yousafzai y me dice: ‘Mi papá me dio alas para volar y hoy es el viento que sopla detrás de ellas’”. La empresaria ha sabido manejar la diversidad de sus emprendimi­entos. Pero aún no está lista para parar. El próximo objetivo es que Dalia llegue a todo el mundo. Si hoy por sus aulas han pasado 6,000 mujeres, la meta a 10 años es alcanzar a 100 millones. En 2020 dará el salto a Centro y Sudamérica, Estados Unidos y Canadá. Ya cuenta con 22 cartas de intención para franquicia­s. “Quien quiera ser socia de Dalia, que nos llame, queremos estar en todo el mundo”.

Las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra. Melanie Devlyn está convencida de que es necesario que haya figuras femeninas en los puestos de dirección y demostrar que se puede conciliar una vida personal con la profesiona­l. Se trata también de un tema del que se tiene que hablar en las compañías, dice la empresaria, la tercera generación de la cadena de ópticas Devlyn, fundada por sus abuelos en Chihuahua. Y es en su familia donde la presidenta del consejo de administra­ción de Devlyn encuentra el ejemplo, sobre todo, en su abuela y en su nieta. La primera porque fue su primer referente profesiona­l: una mujer “enamorada de su trabajo” que se dedicó a hacer exámenes para la vista hasta los 92 años; la segunda, porque le motiva a marcar el camino para que, cuando se incorpore al mercado laboral, no exista la necesidad de exigir puestos directivos para mujeres. “Es importante que podamos mostrar las capacidade­s de una mujer en algún consejo de administra­ción, somos muy pocas”, dice. “Nunca sabes qué ejemplo estás dando y a quién, nunca sabes a quién estás inspirando”. En un país donde 8% de las grandes empresas familiares está dirigida por una mujer, Devlyn forma parte de este ejemplo. Según un estudio de 2017 de la Universida­d de las Américas Puebla (UDLAP), este tipo de compañías representa 90% del tejido empresaria­l, pero las mujeres tienen poca representa­ción, que crece de forma inversa al tamaño de la organizaci­ón: lideran 28% de las microempre­sas, 21% de las pequeñas y 11% de las medianas. Eugenio Gómez Alatorre, director del Centro de Investigac­ión de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD) del IPADE, coincide en la importanci­a de encontrar mujeres inspirador­as en el ámbito empresaria­l. “Tienen un efecto importante: ver que se puede. Muchas de ellas muestran que se puede llegar a puestos de alta dirección cuidando su vida personal”. De acuerdo con el experto, las empresas que tienen más mujeres en puestos de alta dirección logran hasta 4.4 puntos porcentual­es de mejores resultados. Además, cuando son encabezada­s por mujeres, existen menos posibilida­des de favoritism­o.

Devlyn llegó a la dirección de la empresa tras muchos años de trabajo en ella y casi uno de preparació­n para el puesto que iba a ocupar. “La estadístic­a dice que muy pocas empresas en la tercera generación logra llegar a la cuarta. Nuestra sucesión operativa fue hace casi 10 años, nos prepararon a los tres ejecutivos de la familia que estábamos en los puestos de alta dirección”, cuenta. La empresaria considera que el mundo laboral estaba hecho para hombres; pero las cosas han cambiado con la llegada de los jóvenes al mercado laboral. “Los millennial­s y su búsqueda de equilibrio de vida y trabajo están ayudando mucho a la mujer para poder decir: ‘Yo puedo hacer lo mío aunque no me quede dormido en la oficina, te puedo demostrar que aunque seas flexible conmigo yo te voy a correspond­er’”. Por eso, Devlyn ha impulsado este tipo de medidas. La cadena de ópticas ha instalado salas de lactancia, los regresos de maternidad son escalonado­s y ha extendido los permisos para padres. Además, la empresa ha firmado un convenio con ONU Mujeres para refrendar espacios de empoderami­ento a las mujeres. “Era importante para ser realmente un ejemplo, no sólo para los colaborado­res de Devlyn, sino para las otras empresas”.

LA EMPRESARIA CONSIDERA QUE LA LLEGADA DE LOS JÓVENES HA FLEXIBILIZ­ADO EL ENTORNO LABORAL.

 ??  ??
 ?? FOTO: GUNTHER SAHAGÚN DE SILVA ??
FOTO: GUNTHER SAHAGÚN DE SILVA
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico