AUTENTICIDAD INSPIRADORA
Llegó el momento de asumir que el propósito es más relevante que la propia rentabilidad.
Purpose over profit.
Dejemos esa imagen fija por un momento: propósito sobre ganancias (nuestro querido español es menos ‘marketero’ que el inglés, admitámoslo). En el sentido más profundo del término, que tiene melodía narrativa, no se trata de un deseo ni de una estratagema publicitaria de esas firmas que buscan la primera oportunidad para treparse a los poblados vagones del tren del mame. En realidad, se trata de la más elemental sobrevivencia. Dicho aquí en español efectivo: no hay de otra.
Un documento del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), firmado por Mariah Levin y titulado The 3 Pillars of Responsible Leadership for the 2020s, pone el dedo en la llaga en el amanecer de la tercera década del siglo XXI: un comienzo fresco que implica asumir posturas, ser valientes y tomar las decisiones que son buenas para la mayoría, pero difíciles de digerir. Sean liderazgos públicos o privados, tenemos que afrontar ya los desafíos globales más significativos. Sabemos en dónde terminan quienes insisten en conducir con los ojos cerrados. Baste con asumir, por ejemplo, que terminamos la década anterior con el Amazonas y Australia en llamas, evidenciando la crisis climática a la que aún algunos líderes mundiales le dan estatus de noticia falsa. De acuerdo con un estudio realizado por el Foro de Young Global Leaders del WEF y la firma Accenture, hay una creciente desconexión entre los modelos tradicionales de liderazgo y las expectativas públicas. Mientras los ejecutivos de las empresas siguen dándole el mayor valor a la tecnología y la innovación, sus propios stakeholders (consumidores, trabajadores, comunidades…) valorizan más la visión de largo plazo, una ética robusta y lo que llaman una “autenticidad inspiradora”. Estos públicos, confirma el estudio, le dan mucho más peso al lado negativo de la tecnología que los ejecutivos de los negocios. Ya nadie habla de responsabilidad social corporativa, por el simple hecho de que el concepto ha quedado demasiado estrecho y casi inútil para poder responder, debidamente, a todos los públicos de interés que rodean a una organización. La premisa de los líderes emergentes es otra: responder a las necesidades públicas, comunicar misiones claras y fortalecer las prácticas éticas y de honestidad. Y esto implica (atención, por favor) que el sector privado acepte, radicalmente, que su responsabilidad trasciende las metas de generar ganancias. Es momento de incluir el propósito (que, necesariamente, incluye a las comunidades, a los trabajadores y a los consumidores) como un reconocimiento de obligación con estos grupos y un objetivo de mayor alcance que la propia rentabilidad. Sin estas prácticas, no hay compañía que se vuelva de autenticidad inspiradora. Sin ser auténtica e inspiradora, no habrá manera de generar ganancias, de cualquier modo.
LA PREMISA DE LOS LÍDERES EMERGENTES ES OTRA: RESPONDER A LAS NECESIDADES PÚBLICAS, COMUNICAR MISIONES CLARAS Y FORTALECER LAS PRÁCTICAS ÉTICAS Y DE HONESTIDAD.