RIESGOS EN LA INDUSTRIA DE ENERGÍA Y RECURSOS NATURALES
En un mundo cambiante, en el que la escasez de energía y recursos, el cambio climático y la crisis por el COVID-19 se han convertido en temas clave, las compañías energéticas enfrentan retos importantes.
La inestabilidad política y económica, los riesgos de salud y seguridad, la degradación de la infraestructura, la volatilidad en los precios de los hidrocarburos y en el tipo de cambio, el riesgo crediticio, las interrupciones operativas, los cambios en la movilidad, los eventos climáticos adversos, las emisiones de gases de efecto invernadero y los riesgos relacionados con tecnologías disruptivas, como la generación distribuida de electricidad o la producción de shale gas, son solo algunos de los desafíos que las empresas de este sector tienen por delante.
Si bien, en el pasado, algunos enfoques tradicionales de gestión de riesgos pueden haber sido útiles para la industria, en la actualidad, el alcance, la complejidad y las interdependencias de los riesgos emergentes están obligando a muchas compañías de energía y recursos (E&R) a adoptar un enfoque más integral. Es importante mencionar que hoy existen cuatro impulsores claves que han servido como catalizadores para la transformación del negocio y las operaciones de las empresas de E&R: el escrutinio regulatorio, la transformación digital, la sustentabilidad y seguridad y la confiabilidad. Dentro del escrutinio regulatorio, la industria pesada y la infraestructura crítica atraen la atención de los reguladores, debido a su posible impacto en las comunidades y en el medio ambiente. Por ello, los reglamentos y las expectativas de mejores prácticas son cada vez más estrictos. En este contexto, las empresas necesitan encontrar un equilibrio entre cumplir las regulaciones y, al mismo tiempo, mantener un enfoque industrial. En la transformación digital, las nuevas tecnologías han modificado los procesos industriales completamente. La automatización, conectividad, inteligencia artificial y analítica avanzada están fomentando una mejor eficiencia y optimización, así como una mayor integración de la cadena de suministro.
En cuestiones de sustentabilidad, los consumidores e inversionistas están pidiendo a las organizaciones, cada vez más, migrar a formas de energía más limpias en cuanto a la emisión de carbono, marcando un cambio en las formas tradicionales.en respuesta, mientras analizan y determinan una nueva forma de producir y extraer sus productos, las agrupaciones planean una economía baja en carbono. Actualmente, el tema de seguridad y confiabilidad empieza a despertar más interés debido al riesgo de algunos procesos industriales. A medida que la escala y complejidad de las operaciones aumenta, la automatización sustituye a la supervisión humana. También los proveedores externos desempeñan un papel cada vez más importante, ya que aumentan la posibilidad de producir resultados no deseados en materia de seguridad.
Sin duda, la gestión de riesgos se ha convertido en una parte integral de las buenas prácticas, considerándose al riesgo como un factor que debe mitigarse y gestionarse, a fin de proteger a las empresas contra pérdidas.
Con la disponibilidad de nuevas fuentes de energía baratas, las compañías necesitan contemplar cómo producen y cómo extraen su producto, además de adoptar una mirada más holística y oportunista del riesgo, tomar decisiones estratégicas en torno a él y responder a los cambios para hacer crecer su negocio y proteger su reputación.
Es cierto que la nueva dinámica del mercado, en la que las tecnologías digitales y la globalización desempeñan un papel relevante, ha creado nuevos riesgos, pero también, nuevas oportunidades. Identificarlas permitirá que las organizaciones comprendan el riesgo con mayor precisión y exploten estas nuevas dinámicas del mercado, en todos sus niveles, generando así una ventaja frente a sus competidores.