ADIÓS A LAS GANANCIAS
Los inversionistas ya preveían que el mercado comenzara un ciclo a la baja, pero nadie estaba preparado para una caída estrepitosa.
El coronavirus como factor clave en el fin del ciclo alcista.
EEl fin estaba cerca, todos lo sabían y lo asumían, lo que nadie se imaginó es que ese fin llegara tan rápido. La propagación del coronavirus le cayó peor que un balde de agua helada a los inversionistas del mercado bursátil. Las medidas de mitigación –que implican una disminución de la actividad económica– aceleraron la llegada de lo inevitable: el término del mercado alcista. Los mercados –al igual que la economía– se rigen por ciclos, es decir que siempre que algo sube, tarde o temprano bajará. De acuerdo con un análisis de SNX, firma de inversión y estrategia bursátil, en los últimos 96 años, los ciclos al alza han tenido, en promedio, una duración de 10 años, con rendimiento de alrededor de 500%, mientras que el ciclo a la baja suele durar un año, con descenso de 40%.
Este ciclo alcista que termina comenzó después de la última crisis financiera de 2008-2009. Su fin no es algo que deba sorprender, pues las señales ya estaban dadas desde el año pasado con algunos indicadores económicos mostrando debilidad, pero el coronavirus intensificó la reacción de las bolsas.
“El tema del coronavirus es el último clavito en el ataúd. El que países como Estados Unidos (que es la principal economía del mundo) cierren fronteras o disminuyan el tránsito aéreo hace que la economía se vea mermada y que nos dirijamos a una recesión”, comenta Guillermo Delgado, director de Operaciones de Black Wallstreet Capital México (BWC), firma de asesoría en inversiones. Un mercado bajista –el llamado bear market– se confirma cuando un índice pierde 20% o más desde su más reciente máximo. El último récord registrado del S&P 500 fue el 19 de febrero y desde entonces hasta el 31 de marzo su caída fue de 24%.
“La caída que ha tenido el mercado marca el fin del ciclo que empezó hace 10 años. El coronavirus es algo inesperado y va a tener consecuencias a nivel internacional sobre la actividad económica global”, dice Gerardo Copca, director de análisis de Metanálisis.
EFECTO SECUNDARIO
El mercado es un conjunto de engranes cuyo movimiento repercute en todo el sistema y crea una bola de nieve que crece continuamente: la baja de los principales índices accionarios marcando su peor trimestre desde hace 30 años hace que los inversionistas exploren activos considerados seguros, como el dólar, que, al igual que todo en el mercado, aumenta de precio ante la mayor demanda.
El alza del dólar frente a divisas de otros países provoca que la deuda (en dólares) de esas naciones crezca y genere una percepción de mayor vulnerabilidad sobre sus economías. “Por esta razón, la Fed presta dólares a otros bancos centrales con el fin de permitirles prestar dólares a bancos comerciales en su jurisdicción en un intento por limitar el impacto negativo de la escasez de dólares”, indica Axel Botte, estratega de Ostrum Asset Management, filial de Natixis IM. Al aumentar la oferta de la divisa estadounidense, el precio tiende a bajar. Esta es solo una de las medidas aplicadas por el banco central de Estados Unidos, pero sus pares en otros países ya han empleado otras tantas. Por ejemplo, en México, Banxico llevó a cabo subastas de coberturas cambiarias para detener la depreciación del peso. Los analistas y, en general, el mercado ven con buenos ojos estas medidas, aunque auguran que la alta volatilidad y la incertidumbre seguirán hasta que se conozca realmente el efecto del coronavirus en la economía mundial.
40% es el descenso estimado en los rendimientos del mercado durante un ciclo bajista.