UN FUTURO MÁS CERCANO
na pandemia impredecible aceleró el cambio sin retorno hacia la conectividad, la digitalización y la disrupción. Quien no lo entienda está condenado a quedar atrás. A finales de 2019, México tenía por simplificar dos realidades, un México insertado exitosamente en la globalización y otro asentado en el siglo XX, con sus zonas de crecimiento estancado muy dependientes del presupuesto gubernamental, una visión rentista de cierto empresariado –incluyendo al mismo Estado como administrador de dos de las mayores empresas del país– y, pese a la apertura de la economía, un temor ante el cambio ligado a las nuevas tecnologías.
Hoy vemos sectores en transformación. El costo terrible de vidas, empresas y economía familiar del COVID-19 tiene un lado esperanzador que aguarda en el no tan mediano plazo. El salto en productividad de nuestra economía será notable en la próxima década. Las pequeñas empresas que no sabían cómo vender en línea, cómo ordenar sus cobros y pagos de manera digital, se volcaron en una modernización sin precedentes para sobrevivir a la crisis más profunda desde la Revolución. Los ciudadanos rehúyen el efectivo y buscan métodos de pago electrónico para evitar aglomeraciones y contagio. Las empresas empiezan a ver que la organización en torno a escritorios en hilera no puede competir con la productividad que permite internet. Sectores como el de los restaurantes, el inmobiliario, el comercio minorista o el de logística se reinventan para hacer frente a un cambio en el comportamiento del consumidor que, difícilmente, volverá a su origen. Ante la desaparición del apoyo federal, los estados han tomado un papel central en la reactivación, con
Urecursos muchas veces escasos; pero con una vocación que revitalizará, para bien, la alianza entre gobiernos, sociedad y empresas. Si 2019 fue el año del desencanto y el crecimiento frustrado, y las 500 empresas principales del país detuvieron inversiones y reestructuraron su operación, 2020 puede denominarse el de la lucha por la supervivencia y la innovación cotidiana por encontrar nuevas fórmulas para hacer la operación eficiente y alcanzar al consumidor allá donde estuviera. El reto es doble en un país en el que el gobierno decidió negar apoyo a la mayoría de quienes estuvieran ahogados por la falta de liquidez y que derivó del desplome de la actividad económica, tanto consumidores como empresas. En Expansión nos pusimos por meta entender que no sirve de nada lamentar lo que no existe, y que está en manos de las compañías sacar adelante la economía. Esta edición de ‘Las 500’ es un hito dentro de una cobertura en el sitio Expansion.mx en busca de ‘Cómo reactivar México’. Desde febrero indagamos para nuestra audiencia, las fórmulas de las empresas mejor gestionadas del país, para hacer frente a la situación. Desde los difíciles acuerdos con proveedores y empleados para salir adelante, la búsqueda de soluciones de salud para todos ellos y su entorno, la reinvención de los negocios ante la desaparición total de sectores completos. El listado de ‘Las 500’ de 2020, que recoge primordialmente los datos de 2019, sirve, por tanto, como fotografía de un mundo que inicia una transformación irreversible. Nadie se sorprende ante previsiones que establecen la recesión de este año y una caída de 10% del PIB. Pero aún hay mucho que podemos hacer. Aprender y reinventar para que lo que queda del año y 2021 nos encuentre con la actitud y las herramientas adecuadas para reactivar México.