EN BUSCA DE OXÍGENO
Reducir gastos, postergar una nueva línea de producción y hasta el cierre de plantas forman parte de la estrategia de Vitro para sortear los efectos de la pandemia.
UUna mezcla incandescente de arena sílica, dolomita y carbonato de sodio fluye dentro del horno lineal de Vitro, uno de los dos que el mayor fabricante de vidrio del país tiene en la planta de García, en Nuevo León. Esta especie de lava que da vida al vidrio avanza lenta al interior de una cámara con ocho grandes puertos. Cada uno tiene dos ‘quemadores’ que trabajan, alternadamente, en intervalos de 15 minutos. La temperatura de fundición máxima es de 1,600 grados y la mezcla pierde calor conforme el proceso avanza. “El 80% de la materia prima se convierte en vidrio y el resto se va al ambiente en forma de gas”, detalla Miguel Ángel Sánchez, ingeniero de procesos de vidrio flotado.
El nombre de la producción está vinculado a una fase en la que el vidrio, aún en estado semilíquido, se desplaza sobre una cama de estaño líquido, que al ser más denso permanece debajo y genera una ilusión óptica de que el vidrio flota. “Son como agua y aceite”. El horno funciona con gas y nunca, nunca se detiene. El único motivo por el que frena su producción es para recibir mantenimiento profundo, lo que sucede cada 15 o 17 años, según el equipo.
Los refractarios para fundir las materias primas y para flotado del cristal, literalmente, se derrumban y se rehacen por completo, comenta Lázaro Lozano, director general de Vitro Vidrio Arquitectónico México & Latinoamérica, unidad de Vidrio Plano, división que es dueña de las plantas y que atiende, principalmente, los sectores de la construcción y el automotriz. La compañía tiene 10 hornos, tres en México y siete en Estados Unidos, los cuales adquirió tras la compra, en 2016, de la división de vidrio plano de PPG por 755 millones de dólares. Reparar cada horno requiere entre 30 y 40 millones de dólares, razón por la cual el monto se prevé con años de antelación en los planes de inversión de capital y de atención al mercado, aclara Fernando Diez, gerente de Mercadotecnia de Vitro.
Entre 2017 y 2018, la compañía reparó dos hornos en Estados Unidos y este año era el turno para uno de los hornos de la planta de García, pero la pandemia de COVID-19 cambió el plan, mermó la perspectiva y la operación del negocio y dejó en pausa una nueva línea de producción.
REACCIÓN EN CADENA
Vitro está conformado por la división de Vidrio Plano, que genera 90% de los ingresos, según el informe del primer trimestre de 2020. El resto proviene de la división de Envases, que atiende el sector de cosméticos, fragancias y farmacéuticos.
Las principales unidades de Vidrio Plano son Vitro Automotriz, que provee a armadoras y autopartistas, y Vitro Arquitectónico, que fabrica y distribuye productos para el sector constructor y como materia prima para el sector automotriz. Ambas representan 45 y 35% de las ventas de esta unidad, de forma respectiva, y que también es dueña de las plantas que producen el vidrio plano o flotado.
En 2019, Vitro cumplió 110 años de existencia, pero el festejo no fue redondo. El retraso en el desarrollo de proyectos inmobiliarios, el menor dinamismo de la economía mexicana que afectó las ventas
del sector automotriz e, incluso, la histórica huelga de GM en el último cuatrimestre del año, mermaron el negocio.
Ese año, la compañía registró ventas por 2,180 millones de dólares, 2.6% menos con respecto a 2018. En la división de Vidrio Plano, la caída fue de 2.1%.“Fue un año positivo considerando que la industria de la construcción, nuestro principal mercado, decreció 7%”, agrega Lázaro Lozano, de Vidrio Arquitectónico. En una charla previa al cierre de año, confiaba en un crecimiento de casi el doble de lo esperado para el PIB, y que, a septiembre, la Secretaría de Hacienda calculaba en, al menos, 2%. El coronavirus cambió de golpe la expectativa, a tal grado que Banxico espera una contracción anual mayor a 8.8%. “La nueva perspectiva repercutirá en los resultados, ya que hay un impacto evidente en la demanda y las cadenas de valor que es ineludible y ajeno a Vitro”, afirma Lozano. El impacto de la pandemia ya obligó a la compañía a cerrar dos plantas de producción de vidrio automotriz en Estados Unidos –en Michigan e Indiana–, en un intento por equilibrar el exceso de capacidad y la baja demanda de vehículos a causa de la crisis, y a establecer una estrategia centrada en la preservación del flujo y el recorte de gastos no esenciales, entre ellos, el mantenimiento del horno de la planta de García, programado para el tercer trimestre del año a una fecha aún por definir.
De enero a marzo, las ventas de Vidrio Plano cayeron 10.6% con respecto al mismo periodo de 2019, a causa de los efectos de la desaceleración económica en Estados Unidos, Europa y, particularmente, en México, donde Vitro, al igual que otras firmas ligadas a la construcción y al sector automotriz, se vio afectada por la suspensión de actividades consideradas como no esenciales, decretada en marzo por el gobierno. Sin embargo, el horno no paró. Detener las operaciones ‘de golpe’, según Lozano, no es financieramente viable y es operativamente muy delicado. La firma, que detenta 45% del mercado de vidrio plano, redujo la producción para ajustarse a la demanda actual e impulsó una gestión adecuada de inventarios. “La particularidad de la industria del vidrio es que el horno no deja de funcionar por 17 años y, o vendes el vidrio o lo almacenas o lo recirculas. No hay opción. Lo que se fabrica se tiene que vender o almacenar”, dice. Lo que sí se detuvo fueron los planes para echar a andar una nueva línea de producción de vidrio templado, a inicios de año. Se trata de un horno continuo para producir vidrio arquitectónico de mayor seguridad, cuenta Arturo Lamshing, responsable de la operación de procesos de la planta El Fraile, que forma parte del complejo de García. “Podremos procesar vidrios desde tres milímetros hasta ocho milímetros de espesor, de vidrio claro y con recubrimiento”, menciona. La línea requirió 6 millones de dólares en inversión y se prevé que, en los próximos meses, comience a operar. La producción inicial estimada era de 3.8 millones de metros cuadrados aunque esta se recalculará según la demanda de la ‘nueva normalidad’. El mensaje de la empresa es claro. Los planes de crecimiento a largo plazo y las iniciativas estratégicas prevalecen, pero justo ahora pretenden tomar un respiro para garantizar que los hornos sigan trabajando. “El enfoque inmediato es administrar el negocio en estos tiempos difíciles”, asegura Claudio del Valle, director general de Administración y Finanzas.